Los logros de un barítono
Opera El artista onubense pasea el nombre de los lugares de su infancia por todo el mundo
Juan Jesús Rodríguez se encuentra en Sevilla representando el papel de Marcello de 'La Bohème' de Puchini con la soprano Ainhoa Arteta · Pasó su infancia entre Huelva y Cartaya
El olor de los pinos y las marismas del Piedras a su paso por Cartaya, el del campo de almendros que sus padres poseían en esta misma localidad, y el de las playas de Huelva en general, aún retrotraen a Juan Jesús Rodríguez a su más tierna infancia y a su juventud. Etapas de su vida que pasó a caballo entre la ciudad que le vio nacer, Huelva, y el pueblo natal de sus padres, Cartaya.
Este joven barítono onubense de 41 años hizo sus maletas en 1990 para trasladarse a Madrid, ciudad en la que actualmente ha fijado su residencia habitual y en la que inició su formación musical en la Escuela Superior de Canto, dispuesto a triunfar en el complicado mundo de la lírica.
Después de 21 años, Rodríguez ha regresado a su tierra, Andalucía, convertido en uno de los barítonos principales de ópera más reconocidos de nuestro país y después de haber cantado sobre las tablas de algunos de los teatros más importantes del mundo, para representar en La Maestranza de Sevilla, junto a la soprano Ainhoa Arteta, el papel de Marcello en la conocida ópera de Puchini La Bohème, que desde el pasado 9 de diciembre ha presentado un lleno absoluto en la capital hispalense y que permanecerá en cartelera hasta este sábado tras ocho funciones. Por todo ello, según ha confesado el propio barítono es todo un "honor" trabajar en "un teatro como éste, que no debe envidiar a ninguno del mundo".
Rodríguez se considera cartayero por ser el pueblo de sus padres y por ser "el lugar donde he pasado los mejores años de mi infancia y adolescencia, sobre todo durante los fines de semana y las vacaciones, aunque también durante algunos años completos" y onubense "por ser mi ciudad natal y donde me forme y residí habitualmente durante los primeros 20 años de mi vida". El Ayuntamiento de Cartaya le nombró hijo predilecto recientemente.
En Huelva, Rodríguez vivió en el barrio de Isla Chica, estudiando bachillerato en el IES La Rábida. Además, fue en esta misma ciudad donde hizo sus primeros pinitos en el mundo de la música siendo miembro de la coral de Santa María de La Rábida, gracias a la que "aprendí mucho durante sus numerosos desplazamientos por toda Europa y por Argentina". De su infancia en Huelva, aún recuerda con cariño que con tan sólo 7 años ganó un concurso de canto en una conocida emisora de radio "cuyo premio de 25.000 pesetas no fui a recoger porque me dio vergüenza".
Sus recuerdos de Huelva y Cartaya son muchos "aunque lo que realmente ha marcado mi personalidad son los recuerdos marineros y de campo". Unos recuerdos en los que según confiesa "se dan la mano dos de los elementos que caracterizan a esta provincia: la mar y la tierra". Rodríguez recuerda con especial nostalgia La Ribera y el río Piedras, "así como el olor a marisma, a playa y a pinar que desprende toda la provincia".
Otro de los recuerdos más "evocadores" son los almendros que su padre tenía en una finca de Cartaya, en torno a los cuales "se reunía cada verano toda mi familia para recolectar almendras".
Su trayectoria dio un giro de 180 grados cuando Laura Sastre, profesora del Conservatorio de Música de Huelva y gran amiga del barítono, le animó a marchar a Madrid para continuar su formación en la Escuela Superior de Canto, ayudándole incluso a preparar la romanza que le dio acceso a la misma. Y es que fue precisamente en ese momento cuando comenzó realmente la andadura profesional de este artista onubense en el mundo de la lírica.
A partir de ese momento, Rodríguez inicio una meteórica carrera artística que comenzó en el Coro de Radiotelevisión Española, en el que estuvo dos años y del que pasó al del Teatro de La Zarzuela, donde permaneció otros cinco años, que alternó con pequeños papeles operísticos.
Desde su debut en 1994 en el Teatro de la Zarzuela con la ópera Eugenio Onieguin, Rodríguez ha cantado en algunos de los principales teatros del mundo como el teatro del Maggio Fiorentino, el Teatro Regio di Torino, el Staatsoper de Hannover, el Teatro Real de Madrid, el Liceo de Barcelona, el Euskalduna de Bilbao, La Maestranza de Sevilla, el Campoamor de Oviedo, el Palau de les Arts, o el Pérez Galdós, entre otros, interpretando los roles principales de barítono como Rigoletto, en Rigoletto; Conte di Luna, en Il Trovatore; Germont, en La Traviatta; Riccardo, en I Puritani; Enrico, en Lucia di Lammermoor; Marcello, en La Bohème; Sharpless, en Madame Butterfly; Conte, en Le Nozze di Fígaro; Malatesta, en Don Pasquale; Santi, en Caserío; Roque, en Marina; Melchor, en La Dolores; Juan de Eguía, en La Tabernera del Puerto, o Mario en La Leyenda del Beso, entre otros.
A pesar de estos logros, Juan Jesús Rodríguez confiesa que con su ciudad natal tiene una especie de espinita clavada: no haber pisado nunca las tablas del Gran Teatro de Huelva para cantar ante su gente. Según reconoce, le haría una "enorme ilusión actuar en dicho escenario después de haber pasado por los mejores teatros de España y del mundo, así como por la Casa Colón y por el teatro del Centro Cultural de la Villa de Cartaya". "Aquí aprendí antes a cantar que a hablar, dice mi madre".
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