Las primeras escenas de la infancia del hijo de Dios, en la provincia de Huelva

Patrimonio onubense

La interpretación artística de la Epifanía cuenta en Huelva con dos muestras que merecen un acercamiento detallado en las iglesias parroquiales de Zufre y de Ayamonte

Adoración de los Reyes, Zufre.
Adoración de los Reyes, Zufre.
Manuel Jesús Carrasco Terriza

02 de enero 2025 - 03:30

Huelva/En plenas fiestas de la Natividad de Jesucristo, desbordantes de luz y de sonido, de deseos de paz y de felicidad, el arte nos recuerda los primeros días de vida del Hijo de Dios encarnado, días tan gozosos como peligrosos. A los ocho días, el Niño fue circuncidado y José, su padre legal, le impuso el nombre de Jesús, que significa “Dios salva” (Lc 2, 21). Estando todavía en Belén, llegaron los Magos del Oriente: guiados por la estrella, adoraron al Niño (Mt 2, 1-12). A los cuarenta días tuvo lugar la Purificación de María y la presentación del Niño en el templo de Jerusalén (Lc 2, 22-39). Mientras tanto, Herodes mandó eliminar a los niños de Belén y sus alrededores con menos de dos años. Avisados por el ángel, la Sagrada Familia huyó precipitadamente a Egipto, volviendo a Nazaret una vez pasado el peligro (Mt 2, 13-23). Contemplamos de aquellos días la interpretación artística de la Epifanía, la manifestación del Dios encarnado a todos los pueblos, personificados en los Reyes de Oriente que adoran al Niño.

Zufre

La adoración de los Reyes del retablo de Zufre se sitúa en un espacio convencional, mitad rústico mitad clásico. Al fondo del paisaje vemos un templete de cuatro columnas adintelado sobre un montículo, y un puente en un plano intermedio. En primer plano, María, sentada, viste túnica jacinto, manto azul y velo blanco. Detrás de ella, San José, con rasgos de anciano, adora con las manos juntas. Los tres reyes, caracterizados al modo tradicional, en representación de las etnias de Europa, Asia y África, y de las tres edades, joven, adulto y anciano, presentan sus dones. De pie, Melchor lleva la mirra en una especie de copón; Baltasar, el incienso; y Gaspar, arrodillado, ofrece el oro al Niño, que, por su curiosidad infantil, introduce la mano en el cofre.

Los rasgos del manierismo flamenco quedan patentes en la esbeltez de las figuras y en el realismo de los ropajes. Llama la atención la orfebrería, tanto la caja del oro como los recipientes del incienso y de la mirra. Podemos distinguir dos grupos de figuras: el de María y José, más idealizadas, de colores y formas estereotipadas; y la parte de los Reyes, más concreta y de vivo colorido, en los ricos vestidos y en los turbantes persas y orientales.

Adoración de los Reyes, Zufre.
Adoración de los Reyes, Zufre.

La Adoración de los Reyes, Zufre

Localización: Zufre. Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción.

Autor: Hernando de Esturmio y Pedro Villegas Marmolejo.

Año: 1545-1546

Material: Temple al huevo y óleo sobre tabla.

Dimensiones: 189 x 93cm.

Como ya tuvimos ocasión de exponer, la Real Chancillería de Granada ordenó que, así como la parroquia de Zufre había construido este retablo, costeara otro retablo nuevo para Higuera, y que fuera realizado por Pedro de Villegas Marmolejo y Hernando de Esturmio, al igual que el de Zufre.

Ayamonte

La escena se sitúa en un espacio abierto, ante un edificio en ruinas. La Virgen María, vestida de túnica jacinto y manto azul, presenta a su Hijo, recostado en unos blancos lienzos, a los ilustres visitantes. Melchor, Gaspar y Baltasar, vestidos con lujosos ropajes y abultados turbantes, representan tanto las edades del hombre como las etnias de la tierra, europea, asiática y africana. Melchor, anciano, le adora arrodillado, y va a ofrecerle una corona y un cetro de oro, que un paje tiene preparado sobre un pedestal. Baltasar, de piel oscura, lleva un incensario, y Gaspar, joven, un rico vaso de mirra: el oro, como rey, el incienso como Dios, y la mirra como hombre pasible.

Les acompañan un numeroso séquito de sirvientes: en primer término, dos pequeños pajes, de piel blanca y negra. En un segundo plano, con las manos juntas, San José adora al Niño y admira el acontecimiento. En el ángulo inferior, contemplando, fuera de la escena, ¿el donante?

Las pequeñas dimensiones del cobre no son óbice para componer una gran escena con numerosos personajes. Como afirma González Gómez, los detalles anecdóticos, el pormenorizado paisaje y el costumbrismo son propios del gusto flamenco de la primera mitad del siglo XVII, dentro de la corriente artística que mantuvieron en Amberes los seguidores e imitadores de Franz Francken II. Figuró en la exposición Ave verum Corpus, en el Museo Provincial de Huelva, en 2004.

Adoración de los Reyes, Ayamonte.
Adoración de los Reyes, Ayamonte.

La Adoración de los Reyes, Ayamonte

Localización: Ayamonte. Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de las Angustias.

Autor: Anónimo flamenco.

Año: h. 1630-1640.

Material: Pintura al óleo sobre cobre.

Dimensiones: 36 x 28,7 cm.

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