Tribuna
La gestión del presente: la clasificación siempre dicta sentencia
Mackay , Adam, Espárrago, Sivianes, Rincón, Waterston, Cuningham, Martínez, Marcelino, Espárrago, Caparrós, Alcaraz, Ríos, Ruiz, Luzardo, Márquez, Zumalabe, Guerra, Antoñito, Iván, Uche, Vázquez, Núñez, Xisco, Soriano, Carreño, Pancho, Cuti, Cumbreño, Viqueira, Quirro, Pavón, Pilli, Mendoza, De la Villa, Damas, Cuyami, Zambrano, Cheche, Silván, Pedro Jaén, Cazorla…
Le suenan, ¿verdad? Sí, son algunos de los que han ilustrado la historia del Decano, singular como pocas. En un ejercicio de vanidad y arrogancia le pido -qué digo pido, ¡le exijo!- que, a partir de ahora, marque a fuego en su mente y, sobre todo, en su corazón, dos nombres y cuatro apellidos más; ahí van: Francisco José Caballero Caballero y Juan José Lidón Rocamora.
Si anda ojiplático porque no los reconoce usted, que es (seguro) un extraordinario aficionado al Recre, me decepciona muchísimo, pero para eso estamos, para dar información de calidad: ambos son, nada más y nada menos, los últimos colegiados que se han dignado en pitar un penalti a favor del Decano en casi ya tres temporadas con un campeonato (y ascenso), un segundo puesto (y otro ascenso) y un quinto puesto -hasta hoy- en 1ª RFEF. Este Día del Padre se cumple justo un año de la última pena máxima de la que gozó el Recreativo. Y sí, el equipo ha jugado recientemente peor que el Antequera, Málaga, Alcoyano, Atlético y, seguramente, a los puntos incluso no mereció alguno de los que se llevó en ciertos duelos, pero nadie me va a convencer de que es normal que hoy se viva tal aniversario. Misteriosamente, un equipo puntero en tres categorías diferentes y en tres años consecutivos ha sido maltratado en ése y en otros muchos aspectos, como en el criterio de amonestaciones -que tanto condiciona- e, incluso, en el trato personal, como entrenador y capitán han denunciado públicamente. El sábado, el antequerano Pavón se libró de varias amarillas claras; Rahim, oh, qué cosa, fue expulsado sin motivo y, otra vez, el rival gozó de un buen empujoncito ajeno. Eso fue otra casualidad, otra simple fatalidad, claro; como el gol birlado al Intercity en Málaga. Lo de “Cuando el sabio señala la Luna”… Hay quien sabe perfectamente dónde, cómo y cuándo hacerlo. Tres años de mala suerte. Ya, ya, que sí; Ni Pepe Gáfez, chato.
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