La banca y la reacción contra los criterios ambientales

Tribuna Económica

11 de febrero 2025 - 03:05

Discutíamos la pasada semana sobre la justa medida en la regulación de los bancos, y dejábamos para ésta la del medio ambiente. Ganamos visión sobre la regulación situándonos en la perspectiva del riesgo. Por poner un ejemplo, los bancos americanos, que esperan del nuevo Gobierno menos control, tienen un riesgo con la inmensa deuda de X (antes Twitter), que incluso en sus tramos de mayor calidad se vendería por debajo del nominal, y también con los préstamos a Nvidia; ignorarlo ocultaría este deterioro ante sus inversores. Este oportunismo en Estados Unidos contrasta con el rigor en Europa, sin olvidar que dos bancos españoles son regulados como sistémicos por su dimensión, internacionalización y complejidad de negocio.

La banca es vital para el medioambiente porque facilita o no crédito a sectores y empresas con menor o mayor impacto en huella de carbono, pero bancos importantes están saliendo de la Net Zero Alliance (NZA), cuyos miembros voluntariamente evitan prestar a quien contamina. Aparte de para congraciarse con el Gobierno norteamericano, hay bancos que no quieren limitarse y buscan, por ejemplo, financiar a empresas contaminantes para limpiar sus procesos productivos. Por otro lado, qué duda cabe del peligro en la financiación con garantía inmobiliaria por el agravamiento de riesgos de incendio, inundación o sequía, menor valor del inmueble por ineficiencia energética, o falta de adaptación a la normativa local. Y, desde luego, el de prestar a sectores como el de los combustibles fósiles, que arrastran pleitos millonarios por desastres medioambientales.

También cuestionan los bancos los ejercicios de valoración del riesgo climático de sus carteras, que sin duda hay que simplificar, y eliminar lo que se refiere a escenarios futuros. Sin renunciar a esta normativa de información, habría que mantenerla en suspenso hasta que haya en Estados Unidos un Gobierno razonable y previsible. Y lo mismo ocurre con la regulación bancaria en diversas actividades. Otra cuestión es la distribución por la banca de seguros de ahorro, planes de pensiones, fondos de inversión, que han abusado de la etiqueta verde como forma de marketing y sobre los que resulta imprescindible la regulación europea para claridad de los inversores.

En el componente social, hay una tradición sobre la importancia de las finanzas en la sociedad, el empleo y el alivio de la pobreza, temas que viene desarrollando en Panoeconomicus y Comparative Economic Studies la profesora Blanco-Arana, desde la Universidad de Málaga. Y en el día a día, tenemos referencias como la del Bank of America que ve oportunidades en la financiación de proyectos medioambientales, tales como la refinanciación y mejora de la deuda de Gabón para proyectos relacionados con el medio natural; y en España es destacable, entre otros, el bono verde de 500 millones emitido por Ibercaja, siguiendo la regulación europea, para financiar a bajo coste proyectos empresariales sostenibles. Pensando en todo esto, contrasta la seriedad de propósito en algunas entidades financieras, con el lanzamiento de una criptomoneda propia por parte del presidente de Estados Unidos, en una acción inaudita de irresponsabilidad pública y codicia personal.

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