Francisco Andrés Gallardo

El chef

Visto y Oído

19 de enero 2025 - 03:10

La docuserie sobre Dabiz Muñoz que estrenó días atrás Netflix no es sólo un publirreportaje (sí, también tiene ese punto) ni un soporte para explotar la rentable sociedad limitada que forma el chef con su mediática esposa, Cristina Pedroche (que también). Es el retrato de una persona de vocación inmensa, obsesiva con la autoperfección hasta límites peligrosos. Habla de lo importante que es contar con un buen equipo y, en especial, de un entorno constructivo. Tener unos allegados que no sean pulidores del ego sino que orienten, examinen y ayuden a crecer y mejorar. En esas latitudes lo habitual es pedir el aplauso unánime, la motivación masajeadora, pero son recursos que sólo sirven a corto plazo. UniverXO, el nombre de la serie de quien ha sido considerado durante tres años el mejor chef del mundo, es un tratado de supervivencia en la cima del Everest. Cuando no es suficiente con que te digan que eres el mejor sino que necesitas convercerte a ti mismo. No es tanto el típico síndrome del impostor sino el de la insatisfacción imposible de contentar.

Es un retrato de psicoanalista en el que sus asesores y sobre todo su esposa y su psicóloga intentan sanar las cicatrices de una autoexigencia que llega a poner en peligro todo. Pedroche habla de cómo se encontró a su entonces incipiente pareja dando voces en la cocina porque era la inercia para trabajar. El chef de DiverXO tenía tres estrellas pero debía de tener alguien que lo convirtiera en mejor persona y así ser aún mejor profesional. Es mérito de Pedroche en buena parte. Muñoz tal vez no es mejor chef de lo que era antes, pero se le percibe mejor tipo y sobre todo mejor comunicador. Su cresta hasta ahora parece humana.

Los momentos más entrañables de la docuserie es el descubrimento de un espíritu infantil, trasto y seguro que en ocasiones inaguantable, que llevado por la vocación sabía imaginar los sabores y lo trasladaba a su trabajo. Empacha con tanta cata de ojos cerrados pero permite entender mejor los egos de estos seductores de sentidos.

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