El cohete activado de iñigo para impulsar a su “equipazo”

El Recreativo saca la calculadora y echa cuentas en la clasificación más apretada para la permanencia. Las matemáticas es el agarre puntual como el cuento de la lechera en las últimas nueve jornadas. El estado de ánimo es transparente en vestuarios: no hay respuestas contundentes y la inquietud actúa como recelo de un daño irremediable de futuro. La actitud, disposición y temple ahora se hallan entre la desconfianza y el pavor. Pero, el cuerpo de Iñigo Vélez tiene un color rojo especial, ya echa chispas como un cohete, que lo activa para poner la mecha a su “equipazo” como misil que truene en Murcia.

La pena para el Recreativo es que el cohete de Iñigo lleva tres meses apagado y en reparación, siendo el equipo un rompecabezas que desea reivindicarse cada jornada, sin ser capaz de aprovechar las situaciones ventajosas que aparecen (ejemplo de los tres últimos partidos) y es una muestra de su incapacidad metido en el abismo tras su pésima dinámica, tanto de juego como de resultados. Y esto indica que si ha estado muchas jornadas a un punto, a dos o tres de asentarse fuera del descenso y no ha sido posible es un síntoma alarmante de que esto tiene mala pinta con siete meses de respuestas de ineficacia de un bloque sin alma y tocado, si bien se espera que no hundido.

El tiempo parece que se ha detenido y todo duele más. Y es que se identifica como un mal infinito sin prácticas curativas. El Real Murcia y el Recreativo (14 puntos separados) se miran entre ascenso y no rendirse al descenso. Una cura de humildad en general siempre es necesaria para valorar la vida tan sufridora del Decano, todavía con halo de esperanza en el laberinto de riesgos y nervios. Y la urgencia de activar el valor, la energía y el esfuerzo son intenciones mezcladas con voluntades. Todo el recreativismo anhela que el cohete de Íñigo Vélez tenga encendida la mecha, coja altura y luego aterrice con una maniobra de éxito en el estadio Enrique Roca.