El atlas celular humano
La crisis del vehículo eléctrico
Las cifras de ventas de automóviles de julio en Europa confirman el frenazo que vienen registrando las ventas de vehículos eléctricos este año. En el caso de los eléctricos puros o BEV (Batttery Electric Vehicles), las ventas acumuladas de enero a julio caen un 0,4% y suponen tan sólo el 12% del total de vehículos vendidos, mientras los híbridos enchufables caen un 4%. Tan sólo la categoría de híbridos no enchufables registra un fuerte crecimiento del 23% y supone ya el 30% del total, pero esta es una categoría que sigue usando el motor de combustión como base.
Diversos factores explican este frenazo. En ausencia de subsidios, los vehículos eléctricos son todavía demasiado caros con relación a los de combustión, así como el coste de los seguros o de las reparaciones. Por otra parte, muchos clientes potenciales se ven disuadidos ante las limitadas infraestructuras de carga y de autonomía de los vehículos. Todo ello refleja que a corto plazo los incentivos siguen siendo fundamentales para mantener la transición hacia el vehículo eléctrico si se quiere alcanzar el objetivo de descarbonización del transporte. Desde el punto de vista del inversor, el pesimismo actual sobre la industria y las deprimidas valoraciones de las compañías pueden suponer una oportunidad a medio plazo. Los avances tecnológicos deberían propiciar una paulatina reducción de los costes de fabricación, a la vez que aumenta la eficiencia energética de los motores y se desarrollan las infraestructuras. La transición está resultando complicada para los fabricantes, que tienen que mantener la fabricación de ambas clases de automóviles, pero la transición a medio plazo es inevitable y ofrece atractivas oportunidades en inversión en las compañías capaces de liderar el proceso.
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