Desafío de alto voltaje al estar en primera línea de fuego mortal

El preámbulo ofrece un partido desigual. Los antecedentes son distintos, pues Hércules, recién ascendido, es el segundo mejor en casa (26 puntos), contra el Decano, que es el peor fuera (6 puntos) y también es el segundo más pésimo como visitante de los 40 equipos que integran la Primera Federación, solo el colista Amorebieta del grupo I (4 puntos) le supera en la debacle. Pero hay que alimentar la esperanza: Hércules y Recreativo llevan 7 puntos en la segunda vuelta como consuelo de trayectorias. La transición de cambio de banquillo de momento se atraganta entre dudas y razones pendientes a la espera del paso decisivo tras un triunfo en siete partidos desde la puesta en escena de Iñigo Vélez.

La batalla por la permanencia sigue bajo la lupa del empacho de empates, un síntoma de la incapacidad de elaborar acciones ofensivas por el temor de que si descuida sus tareas defensivas se produzca la grieta de sucumbir a las derrotas, algo similar a “ni contigo, ni sin ti tienen mis males remedio”. El fútbol directo con el eje de Caye Quintana para retener el balón en las transiciones es conocida por los rivales y es necesario disponer de alternativas más contundentes de dinamismo, rapidez y verticalidad. Y es patente que cuesta más las victorias en las segundas vueltas a todos los equipos, así el que marcha por delante defiende su ventaja, pero aquellos que marchan con el retraso le urgen las soluciones mezcladas con la incertidumbre y las prisas. Temporada de sobresaltos sin atajo de salida.

El Recreativo se encuentra en primera línea de fuego mortal frente a los partidos de alto voltaje. Ya no cuela que “es la línea de trabajo de un equipo sólido”, “que ha faltado que entrara algún balón”, “que las victorias tienen que llegar”, pues esperemos que la tardanza no coincida con el “más difícil todavía”. Un doble acicate: volver a ganar y romper la racha de 12 partidos sin hacerlo fuera para seguir unidos en la fe.