Despedida a todo un señor del campo bravo

No hay que tener cortijo para que alguien te reconozca como un señor del campo bravo y a José Doblado padre le pasaba eso. Que fue un señor

Caballos, espuelas…jinete de La Ruiza; campeador de toros bravos jaboneros y garrocha de majagua. A los Doblado se les ha muerto su padre y bien que se siente dejar de ver a un hombre tan cabal como lo fue para sus hijos y su profesión.

Tan riguroso con su persona y tan justo en el trato que ya traía aprendido de cuna. Santo y seña de una dinastía de mayorales tan pegados a esa Ruiza también recia en cuanto al toro se refiere.

Caballos, espuelas y jinetes vigilantes del toro bravo. Pepe Doblado padre fue uno de esos hombres que te enseñan cosas de la vida. De cómo andarla, de cómo cortarle el paso a lo que no tiene que ser y estar capaz siempre que la vida lo puso a prueba para no claudicar de la línea recta.

Y Pepe de ahí no se movió. Nunca jamás me pareció padre de torero. Atento en los callejones pero tragando la quina de ver al hijo torear y no abrir la boca en la vida.

Hace apenas unos días, cuando la vida le enjaezó el caballo y puso en su mano la garrocha para acosar lunas y estrellas le despedimos entre la serenidad de sus hijos y el recuerdo imborrable que a tantos dejó.

A la vida se le fue un hombre cabal y a la historia de los toros jaboneros de La Ruiza, algo menos porque otro Doblado cabalga hoy entre ellos a lomos de un caballo como tanto tiempo hizo su padre.

Un hombre al que hoy muchos reconocen en su rectitud pero también en el cariño que le prestó con su testimonio a la vida y esa estampa añeja ya de un hombre campero y cabal. Descanse paz.