El despertar de Alemania

Tribuna Económica

11 de marzo 2025 - 03:05

El próximo canciller de Alemania, Friedrich Merz, ha sido el protagonista de la semana económica, proponiendo, con una rara intrepidez, un aumento del gasto público mediante un fondo a 10 años para infraestructuras, que superará los 500.000 millones de euros, facilitando también al gasto en defensa. Este anuncio se hace de acuerdo con los socialistas, pero tienen que actuar rápidamente, porque cuando se forme en unos días el nuevo parlamento, los radicales de derecha e izquierda impedirían el cambio constitucional que se necesita para permitir este déficit. La aversión alemana al endeudamiento se ha visto como un freno al crecimiento y el elevado superávit comercial de bienes ha llegado a ser un problema por la necesidad de exportar fuera lo que el consumo interno no absorbe; el incremento del déficit se espera que añada alrededor de 1,5 puntos anuales al producto, estimulando el consumo y la inversión pública y privada, y equilibrando la diferencia entre exportaciones e importaciones.

Pero este anuncio ha llevado al aumento del tipo de interés, que a 10 años ha pasado del 2,50% al 2,82%. Puede tener también un efecto en los precios al consumo, ahora contenidos por debajo del 3%. En cualquier caso, la medida ha sido bien recibida por el estímulo que una economía de esta dimensión daría a toda Europa. Al fin y al cabo el euro es moneda de reserva (20% del mundo utiliza el euro) y la zona ha de endeudarse y dar liquidez, sobre todo si gana terreno al dólar. Coincide con la bajada del tipo de interés por el BCE, que desde un 4,5% ha ido reduciendo lo que paga a los bancos por sus depósitos hasta el 2,5%, lo cual notamos en España en el hipotecario. En la rueda de prensa, en las respuestas a los periodistas, la presidenta Christine Lagarde señaló que la subida de tipos de la deuda alemana a 10 años no ha variado los diferenciales con los países del euro (en España sigue siendo un 0,6), por lo que no se mostró preocupada. Añadió que desde el Banco seguirían los acontecimientos para ver qué decisiones toman con respecto al tipo de interés, poniendo énfasis en que era el instrumento clave de su política monetaria. Pero sabemos que no es así, pues no en vano el BCE tiene actualmente en su balance comprados casi 4,6 millones de millones de deuda pública de países del euro, que reduce muy lentamente. Ante la insistencia de un periodista, Lagarde se vio en la obligación de añadir que no era misión del BCE financiar la mayor deuda que emita ahora Alemania, lo que es cierto, pero sí puede –decimos nosotros– mantener el lento ritmo de reducción de la deuda que tiene en el balance, y jugar con los plazos para equilibrar tipos en el mercado.

De esta complejidad destacamos una idea simple, que es el cambio de opinión de los democristianos y socialistas en Alemania respecto a aumentar el déficit, lo que puede servir como referencia en España para llegar a criterios compartidos sobre fiscalidad y alianzas de gobierno entre los partidos de centro. Estamos en una situación delicada donde es preciso discutir menos de esto y aquello, y dedicar los esfuerzos a fortalecer la economía, mostrando sensatez, pero también coraje, ante las amenazas que aparecen en todos los frentes, incluyendo los peligrosos nacionalismos europeos.

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