Ganar, ganar y volver a ganar del salvavidas de las matemáticas

Nadie sujeta el timón del Recreativo en el precipicio del descenso. La plantilla tiene que sacar el arrebato del amor propio que se profesa a sí misma y especialmente la estima personal de cada integrante. Todos los caminos conducen a la Segunda Federación, pero entre lo imposible y creer que ha de suceder un suceso sobrenatural es lo que mantiene todavía la unión de la fe y la esperanza del salvavidas de las matemáticas. Así está el estado de ánimo de la opinión mayoritaria en el recreativsmo, que entre lamentos y buscando culpables espera que un equipo residual encuentre en su fase terminal una vida extra. Una temporada ruinosa para un cierre de rezos con la sombra alargada de bajada tras un apagón desde el inicio.

El Recreativo tiene que resolver una operación matemática como si fuera una regla de tres a través de una proporción de la cual se conocen dos términos entre sí competitivos son siete victorias en 34 jornadas, ahora queda un tercero visible (cuatro partidos) y despejar la incógnita para solucionar el problema. El enigma salvador empieza bajo el lema de “ganar, ganar y volver a ganar para ejecutar la regla del cálculo. Y un hecho negativo taxativo: una victoria en los últimos ocho envites en plena crisis ofensiva con solo tres goles (dos de penaltis) y la falta de credibilidad con la imagen de impotencia frente a las expectativas.

La UD Ibiza, segundo mejor visitante, llega exigida y presionada. Su objetivo es el retorno al fútbol profesional por la vía directa, siendo tercero a cinco puntos del líder Ceuta y perdiendo siete partidos fuera. Una pizarra táctica con el balón de protagonista entre un experimentado y locuaz Paco Jémez frente a un inexperto y didáctico Raúl Galbarro. Así se cruzan dos sueños opuestos en el esprint final apretado sin margen de error. Peor en el Decano por la pesadilla de su penalización, aunque mientras haya puntos en juego siempre existirán opciones inverosímiles.