Un mundo con incertidumbre y desencanto al alza
Qué hubiera sido
Con dos partidos era arriesgado decir que la temporada pintaba regular, pero se dijo. Tras aquel inicio de Sevilla ya no era un riesgo, sino un temor fundado. Con un tercio de la competición liquidado la mediocridad mostrada hasta hoy es evidente. Que los principios son siempre complicados, que la adaptación de tal, que si el presupuesto cual, que nos llegan poco y nos penalizan demasiado… y la situación general, claro. Todo eso es verdad; todo eso ya se sabía. Si la cosa cambia seré el primero en alegrarme y en comerme mis dudas si es menester pero hoy siguen revoloteando ésas y el miedo.
Lo que no cambia es lo de los colegiados. Tras los regalos del milagroso día ante el Algeciras tocaba escandalazo inmediato, quizás para compensar; lo de no saber a quién expulsar tras el penalti y la amenaza posterior del árbitro lo dice todo. A esa infamia se le suma aquella ante el Atleti B: dos acciones tremendas en apenas cinco jornadas cuando lo normal es que una abyección de tal calibre le toque a un equipo una vez en un lustro. Repetimos: no es normal lo que pasa desde hace cuatro temporadas y el que no lo quiera ver que no lo vea, pero que no trate al resto del personal como si éste fuera lelo. Si de manera pública no se hace nada porque “es peor” (ese miedo a la ‘autoridad’ tiene un nombre) y se protesta en privado está claro que esas protestas no sirven. Y si tampoco se alza la voz ni en ‘petit comité’, peor; seríamos los únicos en no hacer nada y una dejación de funciones tremenda. A ver si explican algo ahí arriba.
Los números marcan la relevancia del partido ante el Hércules. Sigo pensando que hace falta, como hizo falta el año pasado cuando aún teníamos el playoff en la mano, una llamada general a la guerra porque ya hoy nos estamos jugando mucho más de lo que parece; hoy, sí, hoy. Se vuelve a correr el riesgo de ir tarde y mal, y ya dudo si hasta conscientemente, como sucedió en el pasado reciente. Quizás el cambio esperado paraliza más que el miedo pero la pelota va en otro tempo como va una grada cada vez más hastiada, y con razón, de tanto contratiempo. A mí me duele que muchos de esos 13.000 abonados (¡en Tercera!) no aparezcan por casa por cansancio; me recuerda al penúltimo año en Segunda, con ya sabemos quién al mando, cuando luchando por subir a Primera iba menos gente que en un Recre-Ceuta B de 3ª RFEF y cuando sólo aquel día frente al Córdoba se igualó al último Recre-Cartaya de Quinta. Lo que pudo haber pasado en marzo o abril de haberse provocado un incendio de los buenos, como el que provocó la frase del posible “último partido”, ya nunca lo sabremos; de cómo encarar el duelo ante los alicantinos de haberse ganado en Yecla, tampoco. La cosa ya no da para un emoji, que se ve que eso gusta mucho ahí dentro, sino para un GIF como mínimo. A ver si eligen bien ése, al menos.
También te puede interesar
El parqué
Álvaro Romero
Tono mixto
Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
Cómo pagar la recuperación de la catástrofe
La Platea
Juanma G. Anes
Qué hubiera sido
Lo último