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En el día de ayer asistimos a un martes negro. Donald Trump anunciaba el fin de la ayuda de EEUU a Ucrania. La guerra comercial mundial iniciaba tras el anuncio de Trump de que el martes día 4 de marzo de 2025 se aplicaban aranceles del 25% a México y Canadá bajo el pretexto de que ambos países no habían hecho lo necesario para impedir que a través de sus fronteras entre el fentanilo a EEUU. También anunciaba la imposición de un arancel del 20% a las importaciones chinas, con el mismo argumento. La guerra comercial global se ha iniciado. Las bolsas de todo el mundo sufrían una fuerte corrección ante el previsible impacto negativo en el crecimiento mundial y en las cadenas globales de suministros. La respuesta de Canadá fue inmediata con aranceles del 25% a las importaciones de EEUU. La reacción de México fue más moderada en un intento de mantener abierta la negociación, pero sin grandes esperanzas. Para Donald Trump el tiempo se ha agotado. China también reaccionó con decisión y contundencia con nuevos aranceles del 10 y 15% a distintas importaciones de EEUU.
El impacto de la guerra comercial en el crecimiento mundial será significativo. La economía de EEUU se está desacelerando y la inflación se resiste. El impacto de los aranceles provocará una mayor inflación en EEUU. Este próximo viernes se reúne la Reserva Federal y Jerome Powell, gobernador de la Reserva Federal, hará una valoración sobre la profundidad de la desaceleración de la economía de EEUU y de las expectativas de inflación. A partir de la información podremos especular sobre la posible trayectoria de los tipos de interés de EEUU. Las bolsas han corregido significativamente, el dólar se ha depreciado con respecto a las principales monedas, euro, libra y yen, el oro y el euro se han repreciado como activos refugio.
Tras el fracaso de las conversaciones de Donald Trump y Zelenski, y el anuncio de Trump de la retirada de la ayuda militar a Ucrania, ayer mismo la presidenta de la Comisión económica europea Ursula von der Leyen manifestó que estamos en la “era del rearme de Europa” y a continuación anunció un plan de 800.000 millones de euros en gastos de defensa para los próximos cuatro años. En cuanto a su financiación la principal vía será la suspensión de las reglas fiscales. El incremento en gasto de defensa de los miembros de la UE no computará como gastos a efectos cálculo de déficit excesivo. Ursula von der Leyen estima que por esta vía los países de la UE podrán destinar 650 mil millones en los próximos 4 años a gastos de defensa.
Una segunda fuente serán 150.000 millones de préstamos que se destinarán a compras conjuntas de material militar. Las compras conjuntas optimizarán los precios de compra. En esta financiación intervendrá el banco europeo de inversiones. El objetivo es aumentar los gastos de defensa en 1,5% del PIB en los próximos años. Está por ver cómo encajarán este plan los países del sur de Europa, entre ellos España, que es el país que menos gasta en defensa y el más endeudado juntamente con Grecia. Para estos países implica reducir los gastos sociales.
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