Ya que no pactan, al menos “treguas de Estado”
Palabras más, palabras menos
Después del partido de Algeciras estos no se vuelven a reír de mí; no vuelvo a dejarme nunca más mi dinero, ni mi tiempo, ni mi esfuerzo para sufrir algo así”, soltó en el Colombino uno de esos incansables que suele acompañar al Decano aunque éste juegue de madrugada, a mil kilómetros y a puerta cerrada. Se ve que le dolió lo del Nuevo Mirador, sí. No es la primera vez (y me temo que tampoco la última) que oigo algo similar esta campaña y me da especial tristeza si eso nace de gente que es fiel hasta más no poder y que lleva a sus hombros demasiado, pero es que lo de esta temporada tan desesperante, plana e insulsa saca ese lado oscuro… y con razón.
Sabiendo cómo es el personal en cuestión quizás ese “nunca más” del sábado sea, a estas alturas, un “bueno, ésta va a ser la última vez”, y hasta puede que ahora tenga en sus manos el billete de avión a Alicante, pero resulta incomprensible que un equipo no aguante nunca un partido completo tal y como requiere su grave situación. Lo de la gestión de los cambios del míster, por cierto, en este fútbol con cinco relevos, a mí me lo van a tener que explicar como Coco explicaba lo de cerca y lejos en Barrio Sésamo, porque el asunto se las trae; o yo soy un ignorante, que es lo más probable. Y lo peor de todo es que sí, amigos: el último equipo que vino a Huelva, y que no fue mejor que el nuestro ni el pasado sábado ni en la ida, sigue en lo más alto de la tabla. Qué desperdicio de año, madre mía. Qué desperdicio.
El Decano empezó a fraguar su posible descenso de este curso el primer día que se justificaba no poder pelear con los más grandes de 1ªRFEF. Pues nada, hasta que no venga Jeff Bezos y nos compre será mejor que nos inscribamos en categoría provincial y asunto arreglado. No sé si los futuros tendrán que ver con el magnate estadounidense; me temo que no. Ahora que la venta parece, de verdad, que está a la vuelta de la esquina habría que preguntarles qué tal llevan eso de ir dando pena, de tirar piedras contra su propia historia –la pionera- y su propia afición, de asumir mentiras por complejos o si van a venir cargados de excusitis varias y mil cosas más. Porque aquí nadie pide castillos en el aire pero sí un poquito de ilusión, caramba, que también puede nacer de la mano de la realidad. Cuando lleguen veremos su historia, como será curioso mirar la historia de todas aquellas maravillosas empresas gordísimas onubenses, o asentadas en Huelva, que no han ayudado –o lo han hecho con una limosna- al Decano todos estos años porque en él estaba la política por medio (ya no lo va a estar) o porque estaba el dueño de Gildoy (tampoco lo estará). En un mesecito nos vemos, a ver con qué palabritas nos volvéis a deleitar
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