La rehabilitación se activa en la avanzadilla del trasvase de poder

El Decano vive en etapas gradualmente inciertas y peligrosas como institución y en lo deportivo desde que abandonó la fase gloriosa en Primera División con Marcelino García Toral en el banquillo. Y está siempre en la trayectoria de podemos y debemos de mejorar la situación crítica con la lucha de supervivencia sin parné, si bien con el paso acelerado del tiempo ha sido incapaz de obtener respuestas recomendables de firmeza y avances, solo el milagro de salir del sofocón en la UCI. Ahora en los trámites de su segunda venta, tras convertirse en SAD, también provoca ser prudentes entre interrogantes de cuestiones por resolver.

Y en la avanzadilla de trasvase de poderes entre el inaceptable Pablo Comas, que se llevó la última y decisiva batalla soportando toda la presión mediática y judicial, y hasta que llegue la toma de posesión del grupo inversor, el empresario sevillano Adrián Fernández Romero lidera la presunta nueva vida con las decisiones relevantes bajo su experiencia de gestión en Córdoba y Real Betis. Y en su inicio de perfil de futuro ha cambiado la estructura técnica del club desde la dirección a los responsables de los equipos principales como alternativas a la venidera hoja de ruta.

El vasco Iñigo Vélez aporta su periplo en Amorebieta, Lugo y Ponferradina y llega al Decano entre la convicción y mirar de frente la realidad, pleno de ilusión y ambición como base de tesoro propio de la juventud (42 años igual que Abel Gómez) y con el desafío de responder a las exigencias de un club de estatus histórico de tanto peso específico y de acoso continuado, al margen de la categoría donde milite cada temporada. Íñigo Vélez viene con ganas de comerse el mundo, pero antes tiene que digerir cómo meterle mano a este Recreativo en su primer bocado, que esperamos y deseamos que no se le atragante esta responsabilidad ante la situación crucial sin margen de error para hallar el cambio estable positivo.