Instituto Europeo de Sostenibilidad en Gestión (IESG)

Sostenibilidad Social Empresarial: del desafío global a la oportunidad

Análisis

El cambio climático ha irrumpido en nuestras vidas como un motivo de preocupación sobre el planeta que dejaremos a las futuras generaciones. La sociedad es cada vez más exigente con las empresas, reclamando no solo responsabilidad ambiental sino también en el ámbito de la gobernanza y, muy especialmente, en el social. Se espera que las organizaciones promuevan la diversidad, la equidad y la inclusión, y adopten medidas concretas y formas de gestión de las personas para erradicar la discriminación por razones de género, edad, raza o discapacidad.

La sostenibilidad ha pasado de ser un concepto abstracto a convertirse en un eje central del desarrollo global. En 1987, la Comisión Brundtland de Naciones Unidas introdujo el concepto de desarrollo sostenible, definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer los recursos de las generaciones futuras. Con el tiempo, esta visión ha evolucionado hasta consolidarse en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), impulsando una transformación en la forma en que las empresas entienden su papel en la sociedad. Hoy, más que nunca, es el momento de plantearse cómo contribuir a ese equilibrio entre crecimiento económico y competitividad, incorporando la sostenibilidad.

En este contexto, la Unión Europea ha asumido un papel clave, promoviendo comportamientos sostenibles a través de políticas y normas reguladoras cada vez más exigentes. La transparencia y la rendición de cuentas en aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) se han convertido en un estándar obligatorio para muchas empresas, especialmente para aquellas que buscan financiación o acceso a fondos europeos (Directiva 2022/2464; Directiva 2024/1760).

Hasta ahora, muchas organizaciones han adoptado un enfoque reactivo, minimizando sus riesgos y limitándose estrictamente al cumplimiento de la legalidad. Pero, la sostenibilidad no puede ni debe justificarse solo por la presión normativa. Por el contrario, el rol más importante que las empresas pueden jugar en este nuevo contexto mundial es el de integrar una cultura sostenible en su estrategia empresarial y transmitirla a sus empleados. No se trata de adoptar medidas aisladas, sino de institucionalizar la sostenibilidad en el ADN organizativo.

Muchos estudios e informes de instituciones dedicadas al análisis del comportamiento responsable y sostenible de las organizaciones destacan que la población, en su conjunto, exige un comportamiento ético y moral por parte de las empresas, reclamando mayor visibilidad sobre cómo se están comportando en materia de sostenibilidad en sus tres ámbitos. Los propios empleados consideran hoy que el compromiso de las empresas con la sostenibilidad debe formar parte de su identidad. Contribuir a la sostenibilidad llega a constituirse como una herramienta estratégica de atracción y retención del talento.

Gestionar las empresas atendiendo al nuevo orden normativo en materia de sostenibilidad y su coste económico, no es el primer problema para las empresas. El verdadero reto en este nuevo escenario reside en cómo traducir estas obligaciones normativas en un compromiso organizacional real y profundo. Como señalan las investigaciones, la función de Recursos Humanos (RRHH), dado su carácter estratégico y transversal, juega un papel fundamental para integrar la sostenibilidad dentro de la estrategia empresarial y garantizar que este compromiso sea asumido con seriedad por toda la organización.

Siendo los empleados los principales embajadores de la cultura empresarial, la observancia de principios de justicia, equidad, y transparencia, incorporados en las formas y pautas de gestión de los recursos humanos, les hará percibir la sostenibilidad como un valor corporativo real.

La función de Recursos Humanos asume un nuevo rol como facilitador de un futuro más sostenible dentro de las estrategias y procesos orientados a las personas, impulsando un liderazgo sostenible, diseminando y fomentando una cultura que asegure la equidad y la diversidad, e integrando la sostenibilidad en la gestión del talento y en el diseño de innovadores modelos de trabajo. Importante desafío para las organizaciones.

Existe una percepción errónea generalizada por parte de la población de que los aspectos relacionados con la sostenibilidad afectan básicamente a las grandes empresas, dejando al margen las responsabilidades que las pymes tienen en este nuevo contexto. No podemos olvidar que las pymes con asalariados en España representan el 99,5% de las empresas que dan empleo a más de 9,5 millones de personas, mientras que las grandes empresas, representando el 0,5% del total emplean a 6,7 millones.

Si bien las grandes empresas han avanzado en esta transición, las pequeñas y medianas empresas (pymes) se enfrentan a un reto considerable. A diferencia de las grandes corporaciones, muchas pymes carecen de los recursos y conocimientos necesarios para adaptarse a las exigencias regulatorias en materia de sostenibilidad. Sin embargo, este escenario también abre nuevas oportunidades. Aquellas pymes que logren integrar criterios ESG en su gestión no solo mejorarán su reputación, sino que también podrán acceder a mejores condiciones de financiación y fortalecer su competitividad en un mercado cada vez más exigente.

Para apoyar esta transición, una propuesta clave sería la creación de un Observatorio de Sostenibilidad, que sirviera como herramienta de asesoramiento y acompañamiento para las pymes. Este organismo no sólo podría proporcionar diagnósticos y análisis sobre la situación y evolución de la sostenibilidad en el sector empresarial, sino que también: (i) brindaría formación y recursos para facilitar la adaptación a las nuevas regulaciones, (ii) actuaría como una guía en la toma de decisiones estratégicas en materia ESG, y (iii) permitiría recopilar información clave para establecer estrategias más eficaces a nivel institucional.

El Observatorio de Sostenibilidad no solo sería un aliado estratégico para las empresas, sino también un puente entre la realidad del sector y la agenda de sostenibilidad global. Se convertiría en una herramienta clave para transformar desafíos en oportunidades, ayudando a que la sostenibilidad deje de ser un mero requisito normativo para convertirse en un motor de crecimiento, innovación y competitividad.

El futuro de la sostenibilidad empresarial no puede depender únicamente de la presión normativa o de la exigencia del mercado. Las empresas deben adoptar un enfoque proactivo y estratégico, incorporando la sostenibilidad como un pilar central de su modelo de negocio. No se trata solo de mitigar riesgos o mejorar la imagen corporativa, sino de construir organizaciones resilientes, innovadoras y comprometidas con el bien común.

En este nuevo escenario, conocer las necesidades reales de las empresas, evaluar sus fortalezas y dificultades, y apoyarlas en la implantación de modelos sostenibles será la clave para avanzar hacia un futuro más equitativo y competitivo. Aquellas organizaciones que entiendan la sostenibilidad como una oportunidad, y no solo como una obligación, serán las que realmente logren marcar la diferencia.

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