Tiempo de Gog

J.J. Benítez, mítico periodista y escritor que suele dejar ojiplático al personal con sus investigaciones, conferencias y libros, lleva tiempo diciendo que un gran asteroide chocará contra nuestro planeta en agosto de 2027 y que el evento ocasionará, lógicamente, consecuencias apocalípticas. Gog se llama ese angelito que fue detectado por la NASA ya en 1999. Se supone que la enorme roca pasará a una distancia similar a la existente entre la Tierra y la Luna (a la vuelta de la esquina en términos cósmicos) y de ahí que, en cierto momento, saltara la alarma ante la relativa cercanía con la órbita terrestre.

J. J. Romero, entrenador del Ceuta, dijo el sábado que estaba absolutamente convencido de que el Recre peleará por el playoff de ascenso pese a estar el Decano todavía con el agua al cuello. Romero es el mismo que, cuando se fue con un -9 del Colombino el pasado curso faltando 13 jornadas, dijo aquello de que esa quinta plaza aún no estaba decidida y que pelearían hasta el final. Vaya si cumplió, regalitos nuestros aparte.

J. G. Anes, que soy yo, asegura que el partido de este sábado lo va a vivir como, me temo, mucho de nosotros lo viviremos, con esa tensión que sólo dan esos encuentros que suelen marcar una temporada (y temporadas, en plural). Queda mucho, nada es definitivo y el agua moja, sí, pero los presentimientos –o el acongoje- no responden a matemáticas.

Fuera de casa el Recre ha sido, hasta ahora, una pantomima en manos de sus rivales salvo la antequerana excepción y poco más. Hace ahora un año que otro Gog (venido del TSJA) nos dio de lleno y, desde entonces, estrellados hemos estado en casi todos los apartados, no digamos en el deportivo. Tan mal fario ofrece cierto personaje que me dio por escribir que o se solventaba su salida pronto o descendíamos más temprano que tarde, y por eso creo que lo de Alcorcón puede ser mucho más relevante que lo que las cuentas dicen. Ante lo del asteroide señala J. J. Benítez que “ojalá me equivoque” --estaría bueno--; eso digo yo también, ojalá me equivoque (no sería novedad) sobre las consecuencias de nuestro Gog gildoyniano. Y ojalá no se equivoque el otro J. J., el del Ceuta; el J. J. Romero que, de esto, sabe un rato, desde luego.