La UE (Y España) First

el poliedro

25 de enero 2025 - 03:06

La diputada Nogueras ostenta en el Congreso la portavocía de un partido minoritario, Junts, cuyas palanca y bisagra nos parecen democráticamente excesivas. Oírla no es agradable: su expresión es de suma discordia, y lo hace patente enarbolando, soberbia, su lengua materna, hecha tea flamígera, cal viva oral entre “España” y “ellos”. Ella, Nogueras, se sobra a lo grande llamando a sus socios parlamentarios y titulares del Gobierno de la Nación, el PSOE, “trileros”, “gandules” y “piratas”. La vocera de Puigdemont en la capital del Reino contradice a base de improperios el dulce rostro que ostenta detrás del papel de destroyer ilustrada que le ha asignado para Madrid el segundo político más poderoso del país, Carles Puigdemont. Sirva esta sarta de insultos para recordar que en este país somos especialistas de élite en hacer de las tonterías problemas, y de los problemas tonterías. Uno se pregunta, ¿todo es así en las tripas capitalinas? Y no.

Anteayer el Congreso trabajó de verdad, y convalidó un decreto que abre la puerta a compaginar pensión y empleo... ¡con el voto a favor del PP! Y también con el de Sumar, PNV, ERC, Coalición Canaria y UPN. En contra, Bildu, Podemos, BNG y Vox. El ex ministro socialista, Ábalos, ya en el Grupo Mixto, no fue a votar ni a abstenerse de votar en la Cámara: él está en otros jueves. En fin, que hay muchos asuntos de los que sí se ocupan los parlamentarios, y no pocas veces se entienden mayoritariamente. ¿Es una nimiedad lo que se trataba de refrendar, la posibilidad de compatibilizar una labor profesional con una paga de retiro, o es algo realmente importante para muchos ciudadanos con perspectivas de longevidad, cualquier día usted y yo, si no ya? Es sólo un ejemplo de cómo las cosas importantes yacen, como mudas, bajo la fanfarria de los tíos del tambor, que se empeñan en hacer de sus intríngulis el escenario de una pelea de perros (se dice así de los bocados sin afán de hacer sangre, de las dentelladas de cara a la galería).

Asistimos a un mundo empequeñecido por el poder totalizante de las tecnologías, y, en estos últimos días, a la alianza de Silicon Valley y demás sedes del control de la información planetaria con el renacido Donald Trump, presidente de Estados Unidos, cuya puesta en escena al asumir el cargo ha sido del todo desafiante. De forma que ha conseguido, en la parte que nos toca, mover a la zozobra y la urgencia a la Unión Europea, erosionada desde dentro por los soberanismos y los nacionalismos, y en entredicho exterior tanto en su apuesta descarbonizante como en su capacidad de disuadir al nuevo amigo de Trump, Putin, una amenaza militar en la otra esquina. La OTAN no será lo que ha venido siendo, y a Europa le va la seguridad y la defensa en ello: eso es dinero a lo grande, cuyo desvío a la inversión militar mermará otros propósitos medioambientales y sociales.

Trump firmó doscientos decretos u órdenes presidenciales nada más investirse. Por comparar, el presidente USA que más decretos de este tipo firmó fue Franklin D. Roosvelt. Pero no fue en veinte medias horas, ni en cualquier tesitura: fue entre 1923 (recién finalizada la Primera Guerra Mundial) y 1945 (justo al finalizar la Segunda). Firmó, y hablo de memoria, más de dos mil, y deben tenerse en cuenta no sólo los doce años de mandato, y no sólo el sucesivo estado bélico con el que le tocó lidiar; o la hecatombe financiera del 29, sino también con el New Deal que desarrolló con ese tipo de decreto. America First. ¿Europa First? Comprometida la UE con los nacionalismos extremos, desafectos a causa común alguna: mi ombligo first.

Y España First. Con leyes ajenas al populismo nuestro, de periferia; no ya al expansionista de galáctica base tecnológica. Con leyes consensuadas, como el invisible decreto corroborado el otro día en Cortes.

stats