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JULIA Navarro, la autora de novelas como La biblia de barro, La sangre de los inocentes, Dispara, yo ya estoy muerto o la más reciente, Historia de un canalla, aprovechaba cada entrevista de promoción de su última obra para responder ante los medios con veracidad y sentido común. Leo una de esas entrevistas y vienen a la mente multitud de realidades.
Hoy debo ir al podólogo. Esta uña encarnada me mata. Y es que la uña encarnada es como la memoria histórica de nuestro país. Todo son recuerdos y vivir del pasado, cuando mejor hubiera sido que al pasado le hubiésemos dado boleto hace tiempo y nos centráramos en el futuro, en la intención de construir un futuro prometedor y ajeno a los recuerdos que nunca aportan nada. Para eso está la historia, para dejar constancia del pasado, para hacernos entender que los errores que cometimos una vez no pueden volver a repetirse.
Pero este país no avanza. Los programas de los partidos políticos, nuevos o ancestrales, apenas hablan de cultura o educación, dos de los pilares fundamentales de nuestra sociedad. La cultura no interesa a los políticos, y la educación para ellos es adoctrinamiento. Ganar unas elecciones no significa eliminar de un plumazo la ley educativa en vigor y colocar otra. Fíjense, en las últimas décadas. Nuestros hijos han vivido varias leyes educativas: Logse, Lonce, LOE, Lomce. ¿Tantas? Sí, una por partido vencedor de las elecciones. Ninguna de ellas se consolida y los únicos perjudicados son los estudiantes, los profesores, la comunidad educativa, la propia sociedad.
Ni aprendizaje ni fomento de la lectura, se ridiculiza en los planes de estudio a las humanidades, la filosofía lo pierde casi todo. Eso se llama adoctrinamiento. Y el 40% de la población no lee. Son datos reales. Nos estamos aborregando, y con ello perdemos libertad y riqueza.
Tan perjudicial es la acción errónea como la omisión. Recordaremos a Zapatero como el presidente de las acciones erróneas. Nunca sentó las bases de una sólida cultura y una educación transcendental. Pero también recordaremos a Rajoy como el presidente de la omisión, tampoco ha hecho nada por ello.
Salgo del podólogo como nuevo. La uña encarnada es historia. Debemos ser cada día más libres, menos manipulables. Y para eso hay que leer, hay que educarse. ¿Se imaginan ustedes una España donde la Cultura y la Educación fueran los pilares fundamentales de todo debate social? ¡Qué maravilla! No perdamos la esperanza, llegará por la cuenta que nos trae.
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