Alto y claro
José Antonio Carrizosa
La confianza está rota
La otra orilla
En las redes sociales he podido ver amigas y amigos que han compartido, sin solución de continuidad, su participación en la manifestación de ayer en defensa de la Sanidad Pública y una campaña, de apariencia inofensiva, que anima a hacer nuestros pagos en efectivo.
Parecen dos temas que nada tienen que ver y que no presentan contradicción ninguna, pero vayamos un poco al meollo: por mucho romanticismo del que queramos vestir las campaña contra los pagos con tarjeta -“es que nos meten en una dinámica virtual, es que todo el dinero se lo llevan los bancos”, como si billetes y monedas no fueran ya, en si, una representación virtual del precio de las cosas y como si los bancos, del movimiento del dinero de aquí para allá, no hicieran gran parte de su negocio- o por muchas razones económicas que queramos argüir -a ninguna empresa le sale más barato toda la logística de mover monedas y billetes de un lado para otro, tener personas que echan un buen rato contando monedas y billetes para cuadrar la caja… que pagar una pequeña comisión por las operaciones realizadas con el datáfono-, en el fondo, los promotores de esta campaña no buscan otra cosa que evitar que “los controlen” y, si quieren esto, es, solamente, porque tienen cosas que esconder y, como han empezado a ver que ya no cuela lo de “lo siento, tengo el TPV estropeado y no puedo cobrarle con tarjeta”, han dado un pasito más allá, se han disfrazado de Robin Hood, han realizado cuatro memes para las redes sociales y nos pretenden convencer de que la calderilla en el bolsillo es una herramienta de transformación social y un instrumento para la revolución.
Cuando en el fondo, su única pretensión es la de esconder sus ingresos y evitar pagar los impuestos que les corresponde pagar. Si se lo preguntamos puede que lo reconozcan sin sonrojo, porque los impuestos siempre tienen esa mala prensa y porque nunca se nos ocurre trazar la linea que une esos impuestos con los servicios públicos: carreteras y demás infraestructuras, educación, pensiones… En el recorrido de esa linea se encuentra lo contradictorio de apoyar la “campaña por los pagos en efectivo” a la vez que se exigen mejoras en la Sanidad Pública. Es muy importante que nos hagamos conscientes de que no podemos exigir calidad en los servicios públicos con una mano y que con la otra justifiquemos el fraude a la fuente con la que se pagan esos servicios, los impuestos.
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