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Ignacio Martínez
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Tribuna de Opinión
La implicación de Cepsa y su Fundación con las iniciativas académicas en Huelva ha sido una constante en los casi 60 años que la compañía energética lleva en la provincia, desplegando y madurando desde 1993 su contenido, año de constitución de la Onubense, en torno a la formación, la investigación, la empleabilidad, transferencia del conocimiento y el reconocimiento del talento. Fruto de este histórico compromiso, en diciembre de 2003, hace ahora 20 años, la Universidad de Huelva y Cepsa decidieron formalizar una cátedra universitaria, la primera en el seno de la UHU.
El objetivo de la Cátedra Fundación Cepsa se definió en la búsqueda de la excelencia en el trabajo y la apuesta por actuaciones estables y enriquecedoras centradas en las personas con la que contribuir al desarrollo económico de Huelva a través de la generación y transmisión de saberes al tejido productivo.
Desde su nacimiento, la Cátedra se configuró como un vehículo pensado para estimular las relaciones Universidad-Empresa al servicio de la sociedad, un instrumento óptimo y eficaz que articulase en todo momento la colaboración.
Y desde ese lejano 2003, pero tan cercano, la Cátedra es todo un referente. Merced a ello, ha ejercitado sus actividades y programas en conexión con distintas administraciones e instituciones nacionales e internacionales.
Es arduo y complicado nombrar tantas actividades en 20 años, pero sí que me gustaría subrayar aquellas que han distinguido a la Cátedra Fundación Cepsa de la UHU. Una de esas acciones pioneras descansa en el llamado Proyecto Alumno 10C. Probablemente, la bandera de la cátedra, un motivo de distinción, una marca de nuestra universidad. Como escribiera el profesor Alfonso Vargas, su gran mentor, las siglas 10C sintetizan el mensaje. La empleabilidad será mayor si, además de un buen expediente, el alumno es capaz de reunir competencias transversales (liderazgo, trabajo en equipo, creatividad, comunicación…). Lo que se persigue es una formación integral (de ahí lo de 10), que exige reunir una serie de competencias (de ahí lo de C). Lo que busca son alumnos técnicamente buenos en su contexto profesional, pero también con dominio de idiomas, con experiencia (movilidad) en centros universitarios, con exitosas prácticas en empresas, que estén comprometidos con su organización y con la sociedad, que hayan adquirido habilidades sociales e interpersonales, cultura emprendedora, creatividad… En definitiva, se busca un plus formativo cercano a la actividad empresarial que enriquezca la formación del alumno y le facilite su incorporación al mercado de trabajo.
Importante también los premios Sapere Aude, atrévete a saber, lema de la UHU. De ser unos premios de ensayo solo para estudiantes de Derecho a extenderse a todas las diplomaturas…y convertirse, cada año, en crónica investigadora de nuestros universitarios.
La investigación ha sido un camino prioritario para la Cátedra Fundación Cepsa, como así se demuestra en todos los convenios anuales firmados. A lo largo de estos 20 años, se ha promocionado diversas líneas de trabajo que van desde el Turismo Industrial al estudio sobre la biodegradación de suelos agrícolas y residuos inertizados, pasando por los de competencias; biocombustibles de microalgas; la implementación de analizadores virtuales en los procesos productivos; valorización energética de lodos residuales mediante procesos de pirólisis, el vector hidrógeno verde (aplicación residencial y de movilidad), grasas lubricantes basadas en aceites residuales vegetales, producción directa de fenol mediante oxidación…
Como nos importan las personas, otro de los propósitos estrella es el de intercambio entre profesionales de Cepsa y profesores, de cualquier disciplina, de la UHU. Ya en 2003, se planteó la posibilidad de crear una herramienta de comunicación entre la empresa, dueña de la metodología práctica, y la Universidad, poseedora del conocimiento teórico. Esta iniciativa no sólo acercaba empresa y universidad, mejorando la salida profesional del alumnado, sino que ayudaba a crear innovación y diálogo. El flujo de saberes se confiere en las dos direcciones, desde la universidad y desde la empresa.
Esta responsabilidad social, este modelo de desarrollo, mereció el estudio de una tesis de licenciatura por parte de la profesora Serena Dell’Anno, de la Universidad de Salerno. Para la Fundación Cepsa estos 20 años suponen un estímulo muy especial que nos obliga a mantener nuestro compromiso con nuestra Universidad de Huelva. Un futuro que se arma y se despliega en la buena práctica. Como catedra viva, su adaptación a la Transición Ecológica Justa es una necesidad para abordar los desafíos ambientales y climáticos de manera equitativa y socialmente inclusiva, lo que está implicando la transformación de las economías y las sociedades hacia un modelo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, pero de una manera que no deje atrás a nuestras comunidades o grupos vulnerables.
Pero no puedo, ni debo, cerrar este artículo sin dedicar estos 20 años de Cátedra a aquellos rectores y profesores que la construyeron, a aquellos directores de cátedras que la modelaron y la exportaron por toda España. Y, cómo no, a los profesionales de Cepsa, desde la Dirección de los Parques Energéticos a los responsables de la Fundación y la unidad de Comunicación y Relaciones Institucionales, por su dedicación y sus iniciativas para que esta cátedra no solo sea pionera en la UHU, sino referente en y de la Fundación Cepsa en España.
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