Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Los afanes
Siguen muriendo los pájaros. La naturaleza sufre trastornos. Los seres humanos provocamos los trastornos de la naturaleza. Y no aprendemos. Mueren los pájaros como las voces de los políticos en su escaño electo. España no necesita pactos, precisa de una credibilidad que se ha ido perdiendo, como se pierde el amor a la naturaleza. Ya no nos sirven los talentos, el talento ni lo es todo ni es esencial. Solo nos sirve el silencio, la humildad y la comprensión. Y el mundo hace mucho ruido. Un extraño y falso ruido. Como decía Márai: "Entretanto mataban, robaban y se dedicaban a organizar fiestas". Nadie habla de la cultura ni de la educación. Y si se mencionan, tan solo ocupan el lugar de una triste moneda de cambio. Es la lectura la única fuente inagotable que puede salvarnos y hacernos mejores. La lectura de los grandes. Se ha perdido la discreción y se ha perdido la comprensión. Y discreción significa inteligencia, e inteligencia es comprensión. Ocurre como en el Arte, que siempre ha estado muerto, pero el arte lo salvan los grandes, como Cervantes, que nos decía en El Quijote: "Las ninfas que al amor seguían traían a las espaldas, en pergamino blanco y letras grandes, escritos sus nombres: poesía era el título de la primera, el de la segunda discreción, el de la tercera buen linaje, el de la cuarta valentía; del modo mismo venían señaladas las que al Interés seguían: decía liberalidad el título de la primera, dádiva el de la segunda, tesoro el de la tercera y el de la cuarta posesión pacífica. Delante de todos venía un castillo de madera, a quien tiraban cuatro salvajes, todos vestidos de yedra y de cáñamo teñido de verde, tan al natural, que por poco espantaran a Sancho".
Siguen muriendo los pájaros. Sufre la naturaleza. Porque este mundo es una comedia, es la comedia del mundo o un mundo de comedia. Decía Don Quijote: "Pues lo mismo acontece en la comedia y trato de este mundo, donde unos hacen los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se pueden introducir en una comedia; pero, llegando al fin, que es cuando se acaba la vida, a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura".
Escribía Pavese: "No es concebible un triunfador, un ruidoso, que escape a la ironía de la vida". "Que la Naturaleza termine la imagen de los tiempos". Lo escribía Hölderlin. Que la termine, porque la naturaleza, como el espíritu, escoltan al sentido. Esto último creo que también es de Hölderlin. Otro grande.
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