Marisa Fernández / Serrat

Día de la Comunidad Educativa

La verdad es plural

03 de marzo 2013 - 01:00

HASTA hace unos años, los centros educativos se dividían en el momento de celebrar su festividad: el 27 de noviembre, san José de Calasanz, para los de Primaria, y el 28 de enero, santo Tomás de Aquino, para las Enseñanzas Medias. Considerando la finalidad común de la educación no superior se optó por un día de celebración conjunto, aceptándose el 1 de marzo y, a fin de que abarcase a todos, una común denominación: Día de la Comunidad Educativa.

La palabra comunidad, del latín communis, hace referencia a un conjunto de personas que tienen algo en común. En este caso, se ha entendido que a la comunidad educativa pertenecen las personas implicadas con el proceso educativo (familias y profesorado) y a tenor de investigaciones realizadas, se le han ido incorporando actores progresivamente. Cuando se hizo patente que la educación de los niños no dependía en exclusiva de sus profesores, se desvió la mirada hacia los padres y madres llegando a considerárseles como los auténticos protagonistas de este proceso. Hoy, una vez que la propia administración, por razones evidentes, ha entrado en el juego, así como el personal no docente al que también se le atribuyen responsabilidades, se habla del contexto como el mayor influyente en el resultado de la educación escolar y, por ende, partícipe de dicha comunidad. Ciertamente, y así lo atestiguan los expertos, los resultados educativos están fuertemente condicionados por el medio que rodea al educando, el ambiente socioeconómico y cultural y los estímulos que entren en juego en su entorno. Pero, teniendo en cuenta lo mal que funcionan aquí las balanzas, era fácil de prever que dar con un ente que carece de cara y que no posee nombre o apellido concreto, podía convertirlo en una diana sobre las que desviar dardos envenenados. Con tantos aficionados a las hipérboles, el contexto se ha convertido en un cajón de sastre donde caben todas las causas posibles de lo que no funciona en la escuela, un saco de boxeo en el que desahogarse y exculparse.

El contexto, bendita idea para justificar el que las familias no analicen cómo educan a sus hijos, para que el profesorado no reconozca desidia alguna o para que las autoridades académicas no admitan errores. El Día de la Comunidad Educativa no puede ni debe celebrarse descansando, debe ser un día para limar asperezas y desconfianzas, para conocerse mejor entre sí y para cantar a coro un sentido mea culpa.

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