El Malacate
Javier Ronchel
¿Y si este año viajamos a Huelva?
VISITÉ este monumento megalítico en varias ocasiones. Cada vez que llegaba algún amigo a nuestra provincia, me gustaba servir de cicerone y guía presumiendo de mi provincia.
Este es un lugar lleno de encanto y significado en nuestra historia local, es el monumento megalítico más importante de Huelva y uno de los más importantes de Europa, construido aproximadamente unos 3.000 años antes de Cristo y descubierto accidentalmente por don Armando de Soto en la finca de su propiedad LaLobita, en el termino municipal de Trigueros, en el llamado Cabecillo del Zancarrón.
Los últimos intentos de volver a visitarlo acompañado de gente de fuera fueron inútiles porque estaba cerrado por obras. Obras que duraron muchos años y por eso se cerró al publico. Por fin, este verano se inauguran las obras de reforma y vuelvo a visitarlo acompañado de amigos a quienes les tenía prometido llevarlos. Respecto a las obras, no tengo nada que objetar; yo, el propio dolmen no lo hubiese tocado y construir un centro de interpretación en el entorno me ha parecido muy buena idea y haberlo hecho bajo tierra, también; adecentar la explanada, también me ha parecido correcto, pero el propio dolmen me hubiese gustado más en su estado natural, tal como se lo encontró el Sr. de Soto o tal como lo estudió el ilustre arqueólogo alemán Hugo Obermaier, catedrático de la Universidad de Madrid en los años veinte del siglo pasado, sin hormigón y sin luces.
Cuanta gente hay en nuestra provincia que no lo conoce, es tremendo que no conozcamos nuestras maravillas. Se que en Punta Umbría numerosas personas no han entrado nunca a visitar la Torre Umbría, nuestra torre almenara, tan rica por dentro y tan cargada de historia y los onubenses en general tampoco la conocen, como asimismo pasa con el Museo de Huelva, que miles de onubenses no lo han visitado nunca.
Pero lo de los accesos al dolmen no tiene perdón. Cuando las autoridades fueron a inaugurarlo no pensaron en el ridículo que iban a hacer cada vez que alguien fuese a visitarlo. La carretera que va de Trigueros al Dolmen, unos 7 u 8 km, puede tener un pase ya que se han parcheado los cientos de agujeros, pero la que sale de la carretera Nacional de Huelva a Sevilla, que sólo tiene un par de kilómetros, es toda ella un puro despropósito. Carretera destrozada, agujereada, con baches tan grandes que un coche cabe dentro de ellos. Estoy de acuerdo que la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía hizo su trabajo de forma que yo le daría un aprobado, pero podría haber hecho fuerza ante otros organismos -llámese Diputación, ayuntamientos u otras delegaciones de la Junta de Andalucía con competencias- para que la carretera de acceso no presentase el estado de abandono tan lamentable. Repito, es el acceso a uno de los monumentos megalíticos más importante de Europa.
A los políticos que rigen los destinos culturales de nuestra tierra les pido que se tomen interés por nuestras cosas y si ellos no tienen competencias, que las reclamen a sus compañeros que sí las tienen, pero por favor, que en breve nos den la buena noticia de la apertura al público de los nuevos accesos al Dolmen de Soto. A mí me dio vergüenza llevar a mis amigos de fuera que sabían lo que iban a ver, por donde los llevé, y si los responsables no son capaces de arreglar esto, quiten los carteles que indican que ese es el camino para llegar, porque llegar es toda una aventura. Hagan la prueba.
Les recomiendo el magnífico libro que editaron los notables arqueólogos de Huelva: Jesús Fernández Jurado, Pilar Rufete Tomico y Carmen García Sanz, de la Sección de Arqueología de la Diputación Provincial de Huelva, para que conozcan a fondo la importancia de nuestro monumento.
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