Enhebrando
Manuel González Mairena
Que no pare la fiesta
El próximo domingo 14 de mayo hay convocada una manifestación en Sevilla por la plataforma 'Salvemos Doñana', como acto de protesta contra la propuesta de ley sobre regadíos de la Corona Norte. La plataforma se opone a la regulación planteada por el gobierno andaluz, tras la que muchos vemos un claro movimiento electoralista "de parte", pero que escenifica claramente un conflicto de intereses larvado y no afrontado desde hace bastante tiempo. El escenario electoral que comprobemos el 29 de mayo hará que se redibujen las posturas, pero el intenso debate provocado por el movimiento de Moreno Bonilla ha puesto el foco en el "problema de Doñana", y le salga bien o mal la estrategia, el foco debe seguir vivo para vislumbrar soluciones a medio plazo.
No tengo ninguna duda de que el cultivo intensivo de frutales en gran parte de Andalucía tiene sus días contados, no hay forma de que con la desertización creciente pueda mantenerse. Tampoco tengo dudas de que la actividad turística de pueblos como Matalascañas, por ejemplo, pueda seguir creciendo, es imposible que tanta gente se duche, beba y tire de la cadena sobre acuíferos esquilmados. Y tampoco tengo duda alguna de que el tesón de muchos agricultores onubenses ha servido para garantizar el futuro de sus pueblos, hay más de 100000 personas viviendo del campo y de las posibilidades económicas de fresas, arándanos, frambuesas o moras. Pero estas certezas se convierten en incertidumbre cuando pienso en cómo "transicionar" desde unos modelos extractivos a otros manteniendo el acceso al empleo y a un bienestar económico razonable. Las mesas de discusión y de trabajo son necesarias, ¡ya lo eran antes de la nueva propuesta de regulación hídrica!, y en ella deben estar todas las partes interesadas y preocupadas, con objetivos consensuados y plazos claros.
No podemos dejar pasar esta oportunidad, ya lo hemos hecho con comarcas como la Cuenca Minera que se paralizaron hasta que volvieron modelos caducos. La agitación y la preocupación no deben volatilizarse tras votar el 28 de mayo, sino que debe ser el combustible que empuje a la ciudadanía y a las instituciones hasta las soluciones ¡Salvemos Doñana! y sea para el futuro de los vecinos, y de Andalucía, España y la humanidad.
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