Javier Sánchez Menéndez

Errores

Los afanes

21 de junio 2018 - 01:36

Escena bucólica en La Moncloa a lo Thomas Gainsborough: Sánchez hace deporte en los jardines y su mujer toma el té con sus amigas. Jenofonte también nos ofrece al mejor Sócrates. Dijo Sócrates: "¿Crees tú acaso que lo bueno es una cosa y lo bello otra? ¿No sabes tú que todas las cosas son bellas y buenas respecto de las mismas cosas?". Pero Sócrates se olvidó de algo, de los gobernantes. Si los gobernantes fueran honrados serían bellos y buenos, pero no lo son. ¡Qué le vamos a hacer! No se puede tener todo.

La de errores que cometemos a lo largo de nuestra vida los seres humanos. Errores de todo tipo: sociales, profesionales, familiares, de conducta… Errores que acabamos por olvidar o que, en otros casos, nos marcan para siempre. Urdangarin cometió multitud de errores, unos por emails y otros en presencia. Y ahí lo tienen, en la cárcel de Brieva (Ávila) cumpliendo una condena muy escasa. Rajoy se marchó del partido en el peor momento del partido, y ahora le salen sucesores a patadas, todos quieren ser sucesores: el diputado por Ávila José Ramón García-Hernández se postuló el pasado fin de semana; esta semana lo han hecho el exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular Pablo Casado, el exlíder de Nuevas Generaciones José Luis Bayo, la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal. Pero el Partido Popular lo que no entiende es que ha dejado de ser popular, y con esos candidatos también dejará de ser partido. Ya camina hacia ese proceso. Es muy difícil resucitar un cadáver. Pensarán que Pedro Sánchez era un cadáver político y ahora es presidente del Gobierno. Tienen razón, pero no olviden que la reina de España era antes una presentadora de televisión. Hemos abandonado lo sublime. Lo bello y lo bueno ha desaparecido. Ha muerto el sentido común y con él, el sentido de la proporción.

El gusto no puede ser universal, Kant estaba equivocado. Sin formación (y eso es lo que pretenden los políticos, abandonando a su propia suerte la Educación y la Cultura), cualquier gobernante gusta. La política debe tener entidad por sí misma, debe ser trascendente con las necesidades de la ciudadanía, y por eso debe ser objetiva. Por más que busquemos estos aspectos en nuestros políticos no los encontraremos. ¿Usted piensa que sí? Entonces es que lee poco, lea un poco más, introduzca en su esencia algo más de cultura y educación. Ganará en sentido común.

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