Importamos poco

Importamos poco
Importamos poco / Josué Correa

11 de junio 2024 - 05:00

Este fin de semana he estado por Madrid. Tenía que llegar en la mañana del sábado para firmar en la Feria del Libro. Un día fantástico, con librerías, editoras, editores, escritores y escritoras; amistades de hace lustros y otros nuevos descubrimientos. Me he traído más libros de los convenientes pero llevaba el macuto listo para eso: vacío a la ida para llenarlo a la vuelta. Me han impresionado las largas filas para algunas firmas, en especial las que acumulaban a grupos de adolescentes que se habían puesto en cola desde las siete de la mañana. Todos mis respetos para quienes hacen que siga viva la lectura en los más jóvenes.

Confieso que yo también he desatado al mitómano bibliófilo que llevo dentro para traerme libros con dedicatorias muy especiales, entre ellas me quedo con la de Luis Mateo Díez, último Premio Cervantes de nuestras letras, y al que en alguna ocasión he citado en estos artículos semanales. Curiosamente no tenía muchas personas esperando para su firma. La masificación iba más por best-sellers y famoseo o influencers.

Entre tanto y tanto, un escritor me preguntó sobre mi medio de transporte para llegar a la capital, y al responderle que el tren, me dijo: ¿pero en el tren de la oruga que tenéis en Huelva? Le respondí que no, que, por asegurarme, había ido en coche hasta Sevilla para desde ahí coger un AVE. Y él me dijo que grabando un programa de televisión había viajado por toda la península, siempre en tren, excepto a nuestra ciudad porque la productora no se fiaba.

Lo peor es que el estado de la A-49 hasta Sevilla también es deplorable, con tramos señalados a 100 km/h por precaución . Y cuando la he cogido hacia Ayamonte no es que esté mucho mejor. Así que pocas opciones nos quedan. Parece que resignarnos, ¿no? Al fin y al cabo, no importamos. Somos pocos, somos pocos votos. Y, para colmo, ni tan siquiera nos quejamos como debiéramos, tampoco molestamos lo suficiente. Usted mismo, en el último cambio de armario, habrá encontrado la típica camisa que no se ha puesto, ésa que no ha echado de menos, que si se mancha no pasa nada, que si aparece apolillada no creará trauma alguno. Pues más o menos. En este mundo cuantitativo, el número lo es todo. El bienestar no se mide.

Por eso tampoco me sorprende que en las recientes elecciones europeas nuestra provincia haya sido la que ha presentado un menor índice de participación a nivel andaluz. Un raquítico 40,58% de votantes. ¿Qué esperaban? La desafección se tenía que notar por algún lado. Que no me espere a quien no le importo.

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