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INDIGNADOS, y nunca mejor dicho, se mostraban los bañistas que en ese momento estaban disfrutando del baño cuando se veían sorprendidos por un vertido de aguas fecales procedente de chalets situados en la zona del Alcor en Mazagón, en la primera línea de esta playa, según se informaba en estas páginas el martes 21. Estas personas estaban junto a uno niños que jugaban en los charcos que deja la bajada de la marea, advirtiendo como esas aguas residuales inundaban el lugar, lo que pudo provocar intoxicaciones o problemas cutáneos, percibiendo un hedor brutal, como también afirmaba nuestro corresponsal Carlos López en la citada información.
Nada puede ya sorprendernos en la playa de Mazagón, conocido el arraigado y persistente abandono desde el régimen franquista hasta el día de hoy, por parte de los mandatarios de Palos y de Moguer, componentes de una supuesta Mancomunidad, que siempre hizo dejación de sus verdaderas obligaciones, manteniendo a lo largo de tantos años una manifiesta incompetencia en el gobierno y gestión de un núcleo costero y su posible promoción turística, que siempre les vino demasiado grande, dados sus planteamientos pueblerinos y su mentalidad de limitadas posibilidades en el desarrollo de una playa privilegiada y bien dotada por la naturaleza, sobre la cual la labor de estos regidores más bien restó o menoscabó que enriqueció el beneficio de esos bienes naturales.
Que a estas alturas de la historia de Mazagón, en pleno siglo XXI, se produzcan vertidos de aguas fecales en tan magníficas playas, tan desatendidas y maltratadas por la incompetencia de estos gestores - es un decir-, parece de otro tiempo, pero es que a ese otro tiempo pertenece gran parte de esta población costera, tan extensa y llena de expectativas turísticas, porque nada o muy poco ha progresado en avances urbanísticos. Así sus vecinos reclaman un año más un plan efectivo de inversiones públicas que mejore el estado, deplorable en algunos casos, de calles, plazas, alumbrado, infraestructuras diversas, limpieza de la playa, establecimiento de pasarelas de acceso -estos días sólo se cuenta con una en la extensa zona de Las Dunas, que instaló con gran efusión cartelera el Ministerio de Medio Ambiente- demasiadas cuerdas para un violín generalmente desafinado, que ya ha tenido que ser reparado más de una vez porque las mareas lo deterioran, y en fin en tantas deficiencias y asignaturas pendientes.
Quien tenga que resolver estos vertidos ya ha tenido tiempo de hacerlo y no ahora cuando la temporada veraniega está aquí y se demuestra que los arreglos -más bien chapuzas- que se hicieron este invierno no han servido de mucho y la situación sigue siendo tercermundista. Esperemos que Avema que regaló su apoyo a los socialistas en Moguer en los últimos comicios, cuando estos la dieron de lado en su justa reivindicación segregacionista, exija ahora las soluciones que la playa requiere. De lo contrario pasarían a convertirse en meras comparsas de tan incompetentes rectores, insisto: es un decir, de uno y otro lado, de una y otra ideología, que hasta ahora han hecho tan poco a favor de este núcleo costero tan dejado de la mano de Dios.
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