El microscopio
Sí hay debate
Se han cumplido 50 años de los acontecimientos que dieron en llamarse Mayo del 68 francés. Resulta curioso que ni desde la política, ni desde la Universidad ni desde los sindicatos hayan recordado lo que supuso de transgresión, de lucha contra el sistema y de aceptación de nuevos derechos para la ciudadanía, una utopía que, habiendo comenzado en las aulas terminó movilizando a los trabajadores y a muchos intelectuales.
Mayo del 68. Una utopía tras las barricadas (Ediciones Vitruvio) es el último libro del escritor y periodista Francisco J. Castañón y supone un acercamiento a la corriente estudiantil más conocida del mundo.
Castañón recupera de forma lineal las vicisitudes de tal movimiento, que puso encima de la mesa de negociaciones las primeras críticas a la sociedad de consumo, la lucha por los derechos civiles, las reivindicaciones en pro de los derechos de la mujer, las ideas pacifistas (…) y una desafección de los jóvenes a la política que, desde entonces no ha hecho más que crecer.
Comenzada la protesta ésta fue avivada por sociólogos y filósofos como Max Horkheimer, Herber Marcuse, Theodor W. Adorno o Jean Paul Sartre.
Francisco J. Castañón nos recuerda en Mayo del 68 que lo que fue puede volver a serlo. Que la España actual y la Europa que nos contiene están atentando gravemente contra los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que el Medio Ambiente no puede seguir degradándose de la forma en que los magnates neoliberales lo están haciendo, que los salarios no pueden seguir bajando, que las tasas universitarias no pueden continuar subiendo, que la privatización solo beneficia a los de siempre, que los jubilados viven en la miseria y por eso están en la calle, que los licenciados universitarios están marchándose por falta de un trabajo que desarrollar, que la investigación y el desarrollo están paralizados, que la indecencia forma parte intrínseca -por sentencia judicial- del partido que gobierna este país, que a los inmigrantes que huyen de la guerra les cerramos las puertas, que el Estrecho de Gibraltar es un cementerio en donde fenecen miles de personas sin nombre, que… en fin, aunque Mayo del 68 fue una utopía, no es óbice para que la mecha prenda y reviente un sistema corrupto y degradado.
He querido hacer coincidir esta reseña con la moción de censura porque no entiendo cómo no estamos todos en la calle, protestando por la situación política en España.
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