La colmena
Magdalena Trillo
Noah
en el titán
CUANDO algo es bueno, sencillamente gusta. Eso es lo que ocurre con la obra de Man-o-matic. Simplemente te atrapa cuando pasa junto a ella, te da un tirón, invitándote a parar y a contemplarla para el deleite. Esa es la clave primera de cualquier obra de arte, que atrape. Man-o-matic lo consigue en la calle, pintando sobre las paredes. Sin que nadie le conociera, sin entrevistas previas ni folletos publicitarios, se ha hecho un hueco. No sólo en la pintura, sino en la propia ciudad, que es lo más importante. Se conoce su obra por lo que es, vale por lo que pinta. Luego conocieron al artista y para muchos continúa siendo un personaje anónimo o de ciencia ficción, al menos, por su firma: Man-o-matic. Es Adrián Pérez.
Su obra en la calle va más allá del grafitero al uso. Es arte contemporáneo con el que te tropiezas a diario y se convierte en algo hermoso que tiene diálogo y no ensucia las paredes, sino que dialoga en ellas. Eso es el arte. A muchos no les gusta entrar en una sala de exposición, visitar un museo, pero eso no quiere decir que esté negado al buen gusto y sepa valorar el arte. Ocurre que la belleza está en la calle.
Sí, Man-o-matic ha sabido atrapar a todos con sus propuestas en las paredes deterioradas de una Huelva que se nos escapa de las manos, que se consume en este tiempo indeseable de la crisis o por proyectos que nunca debieron presentarse como una aportación a la vida de la ciudad. Cómo pensar en una plaza mayor encorsetada en un rectángulo cuando en el sur todo es luz. Es que habrá quien siga mirando la fachada madrileña de nuestro Ayuntamiento que trajeron en los cincuenta.
Esas paredes deterioradas han sido el mejor lienzo para Man-o-matic. La antigua plaza del Mercado se convierte en su mejor escaparate, sorprendiendo a todos con sus propuestas. Con un dibujo realista y propuestas especialmente vanguardistas.
Engancha tanto la obra de Man-o-matic en el día a día de la calle que ha hecho que la oficialidad de la Cultura se pare y la mire.
Esa obra que es éxito en la calle no es para agobiarla entre cuatro paredes, pide el aire que está en la calle, es con lo que respira y viven estas propuestas. Por su diálogo constante con un público que no tiene por qué ir a una sala de exposición para que le guste el arte. Su museo es la plaza del antiguo Mercado. Una zona en deterioro, es la Huelva bombardeada. Sin embargo, ha sabido devolverle la luz a este espacio infinito al que se le robó el alma. Man-o-matic recrea su obra en aquellos muros.
La oficialidad institucional ha querido acercarse a esta propuesta creativa que se ganó la calle porque su obra está junto al que camina por las aceras de la ciudad. Es una pintura honrada, fresca y nada inmovilista porque utilice el hiperrealismo. Al final, la gente mira lo que le gusta. Sin duda, su presencia en el museo es un premio a un personaje hasta hace nada desconocido. Es el galardón del formalismo institucional de sillón al que pinta con aerosol en la calle. Grafitis que no están sujetos a nada, que quieren moverse de vagón a vagón y aquí, en la plaza del Mercado, ha encontrado su estación de destino. Una obra a la que nadie le tapa la boca ni reconduce al gusto.
Ciertamente, su obra no es para estar encarcelada entre paredes, pero sí para ser reconocida con todo lo bueno que es y representa nuestro Museo. Le ha dado la oportunidad de presentar, además, otro tipo de propuestas. Es lo que ha titulado selfieL, selfis para ser fiel a uno mismo.
Habrá que esperar que algún día el Museo Provincial de Huelva le haga una invitación directa y no a través de otro. Hasta ahora, las propuestas vanguardistas las hace la Diputación de Huelva, que tras cerrar su sala de Fernando el Católico se instaló de okupa en la Alameda Sundheim. Hemos querido ver esa invitación como las miles de personas que suben a visitar la exposición. Cierto que propuestas como esta refrescan al museo. Ocurre también que hay que recupera espacios expositivos cuando después de tanto hablar el Museo no crece y ya la Diputación tiene su propia sala, ahora en la Gran Vía.
Man-o-matic se ganó al público de la calle y eso es lo importante, luego vino el aplauso institucional. Al revés del trayecto que realizan la mayoría, lo que le hace distinto. Eso lo que sabe la gente y ahora mira un grafiti en la calle con otros ojos e incluso buscan la firma cuando se adelanta a señalar a este artista.
Sí, el Museo le abrió sus puertas pero ese gran mural en la sala siglo XXI se nos viene encima. El Museo debió ser más valiente y haberle ofrecido toda su fachada para presentarlo. Es como aquella exposición de abril de 1999 dedicada al Puerto de Huelva, cuando su fachada se cubrió de maderas a modo de un viejo muelle; ocurre que entones todo estaba patrocinado por la Autoridad Portuaria.
El éxito de la muestra es para que el museo le haga a Man-o-matic una nueva invitación para que con una pintura como esta se salga de sus paredes y pueda conectar con la calle. Mientras tanto, disfruten con el montaje realizado por el fotógrafo de Huelva Información Josué Correa de la obra de Man-o-matic en la fachada del Museo.
Aprovechen. Hasta mañana está la exposición en el museo, aunque no se olviden: Man-o-matic sigue en la calle.
¡Felicitaciones!
También te puede interesar
La colmena
Magdalena Trillo
Noah
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
María Jesús Montero, candidata
Confabulario
Manuel Gregorio González
I nvestigar o no
La otra orilla
Dimas Haba
El no derecho a la vivienda
Lo último