Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Están haciendo unos bonitos carriles bicis alrededor de la ciudad de Huelva. Es para uso deportivo o de ocio. Y eso está bien. En el interior de la ciudad se han ampliado algunos kilómetros, no muchos, con la curiosa paradoja de que ahora hay menos kilómetros de trazado que antes. ¿Cómo es posible? Pues porque se han “borrado” varios kilómetros, los que correspondían al centro de Huelva. Nuestro carril-bici es inconexo, irregular, en mal estado, confuso… inútil. En absoluto sirve para incentivar el uso de la bicicleta. Y eso en una ciudad pequeña, llana, sin apenas días de lluvia, lo que la hace perfecta para convertir las bicis, y otros vehículos no contaminantes, en una forma óptima de moverse.
Porque ningún gobierno en esta ciudad, hasta la fecha, ha hecho una apuesta por la bicicleta. Y ahora, además, se ha sumado el uso masivo de vehículos eléctricos como los patinetes, que en una ciudad sin carriles segregados y sin una vocación clara por la movilidad sostenible, se han terminado convirtiendo en un peligro. Y nos ponemos a prohibir en vez de a facilitar.
Si queremos pensar en la ciudad del mañana hay que pensar en claves de peatonalización y pacificación del tráfico; priorizando el uso del transporte colectivo, buses o tranvías; y de vehículos individuales como el patinete o la bicicleta que circulen por carriles multimodales segregados, conectados y funcionales. Hay múltiples experiencias que terminan demostrando que toda la ciudadanía sale ganando en estos modelos, tanto en términos de movilidad, como de salud y de disfrute del paisaje urbano.
Para eso ha de dejar de entenderse a la bicicleta como un enemigo, ya sea de la administración, ya sea del ciudadano. Es curioso como un mal conductor no afecta a la reputación del resto de los conductores, pero un majadero en bici o en patinete sí convierte al resto de los ciclistas y patinadores en majaderos. Y es curioso también cómo se solucionan rápido las incidencias del tráfico rodado de vehículos grandes. Y los evidentes defectos de los carriles bicis en nuestra ciudad no solo no se reparan, sino que se empeoran.
No son inversiones costosas. Pero hace falta voluntad política y visión de futuro para empezar a mejorar los carriles multimodales de Huelva. Esta ciudad tiene todo lo necesario para prescindir de los vehículos particulares de combustión en la movilidad de cercanía. ¿Qué nos lo impide entonces?
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