Orgullo y miedo

28 de junio 2023 - 00:30

En las últimas décadas hemos visto como la sociedad, en materia de género y orientación sexual, se ha vuelto multicolor. Salieron del armario y ahora están bailando en las plazas. Hoy se celebra el Día del Orgullo, que reivindica el derecho a la diversidad, a la elección sin presiones sociales, al anonimato, a todos esos derechos que se han ido conquistando, uno a uno. Creo que todas estas conquistas están evitando mucho sufrimiento, muchas máscaras, mucha angustia, mucha discriminación. Deberíamos celebrar la madurez de una sociedad que ha sido capaz de reconocer y legislar sobre cuestiones tan complicadas como la identidad y la orientación de género.

Pero una parte de la sociedad, extrañamente, se ofende por esta diversidad desatada, se siente amenazada, cuestiona cada avance, trivializa, e incluso se permite el insulto y la marginación. ¿Cómo puede sentirse alguien amenazado porque su vecino o su compañero de trabajo decida por fin reconocer su orientación sexual, o porque un adolescente decida cambiar el nombre de su DNI para hacerse llamar conforme al sexo que siente propio? ¿Qué amenaza puede suponer una pareja de mujeres lesbianas que adopten un crío? ¿O que fulano de tal decida llamarse con un nombre neutro porque no se identifica con ningún género? Somos una sociedad multicolor. Pero a nadie se le impone ningún color, que yo sepa. No hay ningún problema en que un heterosexual conviva con una pareja estable y tenga una parejita encantadora, nadie lo juzgará por ello. Como nadie obliga a una chica que se siente chica a llamarse con un nombre masculino. ¿Por qué creemos que podemos cuestionar el resto de opciones, la manera en que cada uno decida amar, sentirse, compartir pareja o practicar sexo?

Ampliar los derechos de los ciudadanos, y hacerlo de manera que no entren en conflicto con otros derechos de otras personas, es algo que construye sociedad mejores. Es algo a lo que debemos aspirar: más derechos para más gente. Es genial estar en una sociedad que es capaz de avanzar en esa dirección. ¿Qué nos asusta pues? ¿Qué pone a alguna gente tan nerviosa?

Negar a otra persona un derecho del que yo disfruto no está bien. Es un comportamiento bastante gris. Deberíamos preguntarnos qué miedos se esconden en esos comportamientos, en los insultos, en la homofobia, en la negativa a reconocer ese magnífico abanico multicolor que luce, sin marcha atrás, sobre esta sociedad. Orgullo

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