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Primero se empezó con el uso indiscriminado de los móviles, costumbre que se sigue manteniendo, y ahora se ha dado un paso más y ya hay hasta picoteo en el Pleno del Ayuntamiento de Huelva. En la última sesión plenaria, correspondiente al mes de abril, se ha empezado con esta práctica en una de las bancadas y visto el agrado de quienes la han llevado a cabo, que han actuado como si no tuvieran que ver con nadie, me temo que no se quedará todo ahí y que volverá a repetirse la escena en un marco en el que nunca debería darse, una escena costumbrista que mucho dice de sus protagonistas, que se supone que representan a los ciudadanos y es precisamente en esta reunión mensual de la corporación municipal donde se analizan los principales asuntos de la ciudad y, por tanto, merece de una mayor seriedad y atención por parte de cada uno de los veintisiete concejales de la corporación municipal.
Las formas y el saber estar importan y mucho, aunque por su comportamiento haya concejales, todos ellos novatos en lo que es la política y la gestión en una administración del calado del Ayuntamiento de Huelva, a los que se las traiga al pairo o, por lo menos, por su actitud eso parece. Son pequeñas acciones cotidianas que aquí están fuera de lugar y no deberían realizarse. La tarea a desempeñar por los concejales en el Pleno es otra.
Fue ya avanzada la sesión plenaria, sobrepasadas con creces las doce del mediodía, cuando varios concejales no dudaron en tomarse unos frutos secos o gominolas en la misma sala de Plenos y compartirlas entre ellos, mientras se debatían puntos del orden del día. Éste es el cariz que esta tomando el Pleno municipal, concejales que hacen de su capa un sayo, que se toman su tentempié en plena sesión plenaria, como si estuvieran en el salón de su casa, y que hacen caso omiso a las directrices que marca la alcaldesa, Pilar Miranda, de ser ejemplares.
Todo esto sin contar con el uso permanente del móvil, que es un hábito generalizado entre los distintos grupos políticos y se repite constantemente en todos los Plenos y no hay nadie que acabe con ello. A esto se une el continuo salir y entrar de concejales en el Salón de Plenos a lo largo de la sesión plenaria así como la demora en el inicio de la misma, la correspondiente al mes de abril empezó con más de un cuarto de hora de retraso.
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