Propaganda

Utilice toda la maquinaria mediática, todo su potencial e impida que suceda, que nadie vaya a una librería a hacerse con un ejemplar. O se sabrá todo

Portada de 'Propaganda', de José Manuel Alfaro.
Portada de 'Propaganda', de José Manuel Alfaro. / M. G.

28 de mayo 2024 - 06:00

Estimado señor Vladimir, director de la discoteca Propaganda, sita en Moscú y decretada como una de las veinte mejores discotecas del mundo, le escribo no por los episodios que en su discoteca han sucedido, sino para tratar de comprender cómo ha dejado que José Manuel Alfaro Márquez, alias Muleman, publique la historia de lo sucedido en sus instalaciones. Lo grave es que lo haga un autor que además es editor, y, por si fuera poco, también librero. Así que sabe de qué va esto de los libros. Y lo ha hecho bien. Muy bien. Por eso también es un loco. Y eso es peligroso para usted. Ya no están seguros los secretos de aquella noche, ni lo que guardaba en su caja fuerte, ni todo lo que esconde tras los cristales de su oficina. Ahora cualquiera puede saber los hechos que le sucedieron a esos estudiantes universitarios en su viaje de fin de curso. Ahora saben cómo se las gasta la Organización de Discotecas Unidas (ODU) y los requisitos para pertenecer y mantenerse en dicha organización; las premisas de sus camareros, de su personal de seguridad, de sus reponedores, esos que garantizan el que siempre esté abastecida la discoteca de refresco de naranja.

Desde que ha salido publicada esta novela se ha desvelado cómo son los torneos de lucha grecorromana que se dan en su pista de baile, siguiendo la normativa de la Federación Internacional de Lucha Grecorromana de Discotecas (FILGD). También ha quedado claro que hay consumo de opiáceos, y que retienen a los asistentes hasta bien pasada la noche. Sabemos qué tipo de música pincha su DJ residente, Revolución1917. Y que no ha respondido a ni una sola de las cartas que le ha escrito uno de los estudiantes, que para colmo se presenta en sus instalaciones con orejas de burro, y se enamora de María, sangre de su sangre. Pero de todo esto no entiendo, no llego a comprender, cómo se ha fiado de un grupo de estudiantes de último curso de Filología Clásica. No son de fiar, eso lo sabe todo el mundo. Aunque ya es tarde para lo sucedido, no lo es para su difusión. Lo que sucede en una discoteca se queda en una discoteca. Y Propaganda no puede caer en las manos de lectores y lectoras impunemente. Es peligroso, fíese de mí. Hay libros que han tumbado imperios más grandes que el suyo. No se conforme con un burofax intimidante. Destrúyalos. Utilice toda la maquinaria mediática, todo su potencial e impida que suceda, que nadie vaya a una librería a hacerse con un ejemplar. O se sabrá todo.

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