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Fernando Barranco Molina

Rosario la del Casino

25 de noviembre 2013 - 01:00

SI hubo una persona relevante, con importancia, con influencias, con prestigio en Punta Umbría, ella fue Rosario Toscano, más conocida en Punta Umbría como Rosario la del Casino.

Cuando a Punta Umbría sólo se podía llegar en canoa, esto sucedió hasta el 18 de julio de 1964 que fue cuando se inauguró la carretera que unía Punta Umbría con el resto del mundo, para lo cual se desplazó hasta aquí el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, lo primero que veía el viajero al llegar era precisamente el Casino, frente por frente al muelle de las canoas en la recoleta plaza de Pérez Pastor y en su puerta sentada se encontraba su dueña, Rosario.

En el Casino también se podía dormir ya que era bar, restaurante y además era hotel, por un sólo día o por temporadas y quien atendía amablemente a los visitantes era esta mujer que tuvo como clientes a numerosas personalidades de toda España con las que llegó a tener grandes amistades y a quien recurrir en caso de necesidad para alguien del pueblo.

Efectivamente, la gente del pueblo, sabedora de esto, recurría a ella cada vez que se le planteaba algún problema: que a mi hijo lo destinan a hacer el servicio militar al Sahara y ella hacia la pertinente gestión con un general del Ejército, con el señor obispo, el señor gobernador o con quien fuese necesario y su gestión la terminaba generalmente con éxito para quien le había pedido el favor. Pero esto es sólo un ejemplo, a ella acudía todo el mundo con problemas grandes o pequeños y a todos atendía.

El Casino de la Esperanza, que así era como se llamaba, ya que era el nombre de su madre, que fue quien lo creó, constituía el centro de atención de vecinos y visitantes; allí se trataban asuntos importantes como si de un Ayuntamiento se tratase, aunque naturalmente también era el centro neurálgico de las más concurridas y sabrosas tertulias y dicen que donde se han celebrado las mayores mariscadas de la historia de Punta Umbría, sobre todo cuando llegaban a puerto los barcos de Enrique Rodríguez, que no faltaba a su cita diaria portando una caja de gambas, lo que le hizo merecedor de un regalo por parte de todos los tertulianos de una pitillera con una gamba de oro, pitillera que he tenido en mis manos hace sólo unos días ya que la conservó con esmero su hijo Enrique y ahora con mucho cariño sus nietas Pilita y María.

Rosario era una mujer especial, era una mujer muy generosa que con todo el mundo se volcaba, era buena, servicial, amable y resolutiva, ayudaba de forma altruista y natural a quien le solicitaba su consejo y su ayuda.

El edificio del Casino en principio era con suelo terrizo y terraza con cañizos, luego se le hizo una reforma que lo dejó muy bonito pero sencillo, de dos plantas, con unas columnas a modo de soportal que desapareció dando paso en la década de los 70 del siglo pasado a un nuevo edificio de más altura proyectado por el artista-arquitecto Alfonso Aramburu Terrades que quiso dejar en su construcción un recuerdo al viejo casino con sus soportales y sus arcos típicos de las construcciones de los años 50. Esta obra se hizo cuando regentaban el negocio la hija de Rosario, Esperanza y su yerno Manolo Sevidanes que siguieron conservando el sabor del antiguo Casino hasta el fin de sus días. Hoy del Casino sólo se conserva su nombre en un nuevo negocio de acuerdo con los tiempos.

Sería innumerable citar a todas las personalidades que han pasado por este lugar, de la vida publica, periodistas, militares, políticos, eclesiásticos, deportistas, artistas de mucho renombre, ingenieros y arquitectos, abogados, empresarios, incluso según me cuentan los más antiguos del lugar, hasta José Antonio Primo de Rivera era asiduo del Casino de la Esperanza. Pero por citar a una persona representativa de todos, ese era don Camilo Bel, insigne médico, muy respetado y que hizo mucho por Punta Umbría y fuese el alma de las tertulias del lugar, a él se le debe que la plaza del Casino lleve el nombre del médico cartayero don Juan Pérez Pastor.

El padre de Rosario, Antonio Toscano Núñez, fue alcalde de barrio casi 30 años, antes de la independencia de Cartaya, durante el reinado de Alfonso XIII, es por ello que durante ese periodo y posteriormente por ser Rosario como era, toda la vida social del pueblo girase en el entorno del Casino.

No podemos obviar al camarero que trabajó en este establecimiento durante muchos años, Rafael Hierro, padre de nuestro querido compañero del Ayuntamiento Antonio Hierro recientemente fallecido. Rafael tenía una memoria prodigiosa y era un contertulio más a quien todos preguntaban y consultaban por ser un verdadero archivo.

En mi opinión, la plaza Pérez Pastor debe albergar cuanto antes un monumento al veraneante, a esa persona anónima que tanto ha dado a este pueblo y que entraba precisamente por este lugar. El escultor madrileño Arturo Martínez, que desde hace muchos años pasa sus veranos en El Portil y que tiene obras por todo el mundo, diseñó una escultura dedicada al veraneante para ubicarla a la salida del muelle de las canoas a modo de bienvenida. Podría retomarse ese proyecto o cualquier otro y pedir colaboración a la Autoridad Portuaria para rendir ese pequeño homenaje a quien ha levantado este pueblo para que sea lo que es hoy.

Y respecto a Rosario que tanto hizo por el bien de Punta Umbría y de todos sus habitantes, al menos una calle debería llevar su nombre, mientras tanto sirvan estas letras para hacer justicia con esta señora que llevaba Punta Umbría en el corazón e hizo que la llevaran todos los españoles que por aquí pasaron.

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