La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
MUCHAS veces he escrito, desde diferentes ópticas, sobre la Santa Cuaresma. Tanto desde el punto de vista cristiano, cofrade o, simplemente, como un ciudadano de a pie al que no le es indiferente lo que a la ciudad le ocurre llegando estas fechas. Porque, a pesar de la crisis de la que tanto se hace referencia para unos asuntos, gracias a unos gastos que se hacen en este tiempo, otros comen y viven.
Y así, se llenarán tiendas cofrades, pastelerías y comercios para comprar un sinfín de artículos o elementos necesarios o degustaciones propias de ahora. Y si el cofrade tiene sus símbolos y actos cuaresmales, la Cuaresma tiene los suyos.
La Cuaresma, tiene como uno de sus símbolos y elementos a las cenizas, que provienen de quemar las palmas y ramos de olivo del Domingo de Ramos del año anterior. El color morado, que es el que presidirá la liturgia, es un color discreto y serio, que señala penitencia, tristeza y dolor. Los cuarenta días es un tiempo simbólico que nos recuerda los cuarenta días del diluvio, de Moises, de Elías en la montaña o de los que pasó Jesús en el desierto. En la Biblia, el cuatro significa el universo material y los ceros que le siguen, el tiempo de nuestra vida en la tierra. La falta de flores y ornamentación en los templos así como el uso de instrumentos excepto para el canto, son símbolos de austeridad de este tiempo. En las celebraciones litúrgicas cuaresmales se suprimen los aleluyas y el gloria.
La Vigilia Pascual es el momento para celebrar los sacramentos de iniciación cristiana como el bautismo y hay adultos que se confirman. Con el ayuno y la limosna nos convertimos en más misericordiosos, nos educa el egoísmo y estos actos deben ser solidarios y gratos a los ojos de Dios. En el ayuno la Iglesia nos orienta tanto a la penitencia como a la caridad.
La cruz es signo permanente y presente durante toda la Cuaresma y los cristianos debemos gloriarnos en ella. La cruz no es solo dolor y humillación. Es salvación y victoria. Es el símbolo más grande jamás mostrado de amor. En el vía crucis tenemos a la oración por excelencia, es una necesidad permanente que debemos tener los cristianos. El origen de él está en la vía dolorosa de Jerusalén. Otros símbo son las palmas del Domingo de Ramos, donde su origen lo tenemos cuando Jesús entró en Jerusalén y recibido con alegría montado en un borrico.
En conmemoración de aquello, la Iglesia bendice ese día las palmas y los ramos de olivo. Hay otros actos como es la misa crismal, el Jueves Santo, donde se bendice los santos óleos. El cirio pascual es renovado en la vigilia pascual, que es una celebración litúrgica que conmemora la Resurrección del Señor que se celebra el Sábado Santo, tiene un tamaño que ha de ser mayor que el del resto de velas del templo. Suele tener pintada una cruz en uno de sus lados y el año en curso.
En fin, si nos hemos olvidado de alguno símbolo de nuestra Cuaresma, pedimos perdón y nos pondremos alguna penitencia por ello.
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