La esquina
José Aguilar
Yolanda no se va, se queda
NO sé por que me viene a la cabeza esa locución latina en estos días de ardorosa campaña, ensombrecida por la catástrofe de Lorca. Por cierto que, curioso como soy del terrible tsunami (mas conocido por el terremoto de Lisboa) que asoló estas tierras de Huelva allá por Noviembre de 1755, me sigo preguntando cómo nuestra sociedad, que tanto avanzó en otros campos, sigue en lo relativo a la Sismología casi como en aquel lejano reinado de Fernando VI; al menos en lo de avisar con una cierta antelación…
Pero vuelvo al Unicuique del título y a la campaña, que va corriendo y pronto acabará (o no acabará nunca, según se mire). Como mis improbables lectores seguramente saben Unicuique suum es un lema con que se adorna (otra cosa es que lo justifique) el diario italiano L'Observatore romano, subtitulado además diario político-religioso, que no es imprecisa definición. Pero para mí, la locución va unida al título de una excelente película de Elio Petri, que allá por los años 60 y 70 del pasado siglo realizó algunas notables muestras italianas del llamado cine denuncia o cine de compromiso. Petri había utilizado como sustrato de su film la breve pero muy sustanciosa narración del admirado maestro Leonardo Sciascia A ciascuno il suo, de similar significado. La novelita, y su versión fílmica, desentrañan una trama a la siciliana de contundente significado moral, como es norma en Sciascia. No me extenderé sobre ella aunque recomiendo su lectura, sólo utilizo el hermoso y ambiguo título.
Porque el título sí que parece adecuado ahora, cuando llega el momento de depositar el voto, eso que saludamos como gran fiesta de la democracia. Por fortuna, acostumbrados como estamos ya a las convocatorias periódicas de elecciones, la fiesta de la democracia se ha incorporado a nuestra existencia con la normalidad de un ritual conocido, lo que puede desembocar en aburrida rutina. Y no es eso. Cada convocatoria tiene una finalidad precisa y a ella debemos atender. Esta del 22-M se refiere a los Ayuntamientos, al regimiento y gobierno de nuestro municipio; y ese debe ser ahora el objeto de nuestra reflexión: el desarrollo de esa gobernanza por parte de los regidores municipales que hasta ahora ostentado el poder; si lo que se ha hecho se corresponde con sus promesas; si la ideología, las formas, y como consecuencia las prioridades de su acción política nos parecen las justas y adecuadas…
Hubo un momento en que el sector mas reaccionario de nuestra sociedad gozaba llamándose apolítico, creyendo que así aparecía por encima de toda sospecha. No es cierto, en política nadie es indiferente, lo que no significa ser fanático. Pero todos tenemos ideas, afinidades, simpatías políticas… Con ellas, con nuestro juicio sobre lo realizado en el municipio y nuestra coincidencia o cercanía con el programa que se nos ofrece y sus prioridades, iremos a votar dispuestos a conceder a cada uno lo suyo, unicuique suum…
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