Antonio Montero Alcaide

¡Viva Kevin Kiptum!

A la luz del día

Hay logros deportivos que parecen inalcanzables para cualquier atleta del universo, hasta que el prodigio aparece

16 de febrero 2024 - 00:15

Correr los 42 195 metros de un maratón resulta una prueba deportiva singular. Y arriesgada. Como también lo son otras circunstancias bastante más ordinarias: viajar en coche y encontrar la muerte en accidente. Así le ha ocurrido al keniata Kelvin Kiptum, un atleta que se diría sobrehumano al conseguir, el pasado mes de octubre, en Chicago, el récord del mundo de maratón, dejándolo en 2 horas y 35 segundos, a sus poco más de 24 años de edad. Basta ponerse el propósito de correr un solo kilómetro en menos de tres minutos, para comprobar que tal empresa escapa no solo al común de los mortales, sino a corredores destacados. Pues no un kilómetro a ese ritmo, sino cuarenta y dos seguidos, uno detrás de otro, con mucha prisa y sin pausa, es el portento de Kitptum. Hace pocos años, pensar que un atleta pudiera correr el maratón en menos de dos horas quedaba fuera de los retos alcanzables. Otro excepcional maratoniano, compatriota de Kiptum, Eliud Kipchoge, lo consiguió en 2019, pero con muchas ayudas y apoyos que llevaron a no homologar la marca, aunque acaso lo logre, sin esas ayudas, dentro de poco, aun con los 39 años que ya ha cumplido. El accidente que causó la muerte de Kiptum, por la colisión del vehículo con un árbol, ocurrió en la carretera principal del Valle del Rift, que es el origen de los grandes maratonianos del mundo. Kelvin Kiptum era el elegido, por las disposiciones que administran los prodigios, para ser el primer atleta del universo en correr el maratón en menos de 2 horas, tras haber participado, en su corta carrera deportiva en la élite, solo en tres maratones. Debutó en Valencia, en diciembre de 2022, con el tiempo más rápido nunca conseguido por un debutante, ganó en Londres, en 2023, y luego en Chicago, con el récord mundial, a solo 35 segundos de las 2 horas y la confianza puesta en bajar de ese tiempo -que ya solo parece, y no es, inalcanzable- en el maratón del próximo mes de abril, en Róterdam.

Ver correr a Kiptum, como a Kipchoge, sobre todo si se conoce el maratón por dentro, es un deleite incomparable, y la memoria del portentoso Kiptum hará más llevaderos los muros -que no se levantaban frente al ritmo de carrera del prodigioso maratoniano keniata- y no abandonar el propósito de seguir llegando por debajo de las cuatro horas a la meta del maratón. ¡Viva Kelvin Kiptum!

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