08 de agosto 2024 - 03:05

Es realmente agobiante, por si no lo fuera bastante la tórrida temperatura de muchos lugares de España, no tanto de Huelva donde el lenitivo climático es más llevadero, oír a los presentadores de todos los canales de televisión insistiendo en el calor, en las elevadas temperaturas, en los avisos y alarmas por los excesivos grados que nos amenazan cada día. Que el calor sea noticia en julio y agosto, no es más que un recurso fácil para llenar telediarios, escasos de contenido y con cierta restricción en temas de mayor relieve en los que no conviene extenderse. Una frustración más de la información. Me recuerdan aquel cuento de Enrique Jardiel Poncela – un genio del humor literario español - que empezaba: “Era diciembre y sin embargo nevaba”…

En esta continua e implacable escalada de desatinos por la que discurre la política española, desde el inicio de la legislatura el Ejecutivo solo ha podido aprobar tres leyes y ha cosechado 33 derrotas parlamentarias, algunas muy relevantes, Pedro Sánchez, quiebra el sistema de solidaridad entre territorios instituido por la Constitución como raíz y fundamento del Estado de las autonomías, con la imposición de sus propios intereses y su afán de poder a costa del principio solidario, del bienestar y la igualdad de los españoles. Los independentistas excluyentes, insolidarios y xenófobos, que tratan de hacernos creer que Cataluña está infrafinanciada y que aporta más de lo que recibe, lo cual se ha demostrado que no es cierto, han dicho sí a Illa y a la financiación singular de Cataluña, sumando uno más de los excesos constitucionales y morales cedidos por un presidente sin escrúpulos que en su mantenimiento del poder malvende la soberanía de su país, que, parece, le importa muy poco.

En este agobiante deterioro de nuestra normalidad institucional es lógico que las entidades democráticas españolas hayan reaccionado en contra, incluidas las propias del partido del gobierno. En su castrista discurso sobre un balance del curso, plagado como de costumbre, de maximalismos verbales y en ocasiones insultante, para embaucar una vez más a los autoengañados y complacientes de conveniencia, afirmando que este acuerdo con los separatistas catalanes es “un paso hacia la federalización del Estado autonómico” y cuya noticia alababa, sus palabras entrañaban un rotundo desprecio al resto de las comunidades autónomas a las que ni ha informado ni consultado, contrariando el federalismo sustentado en los principios de igualdad, solidaridad entre territorios y lealtad al espíritu de la Constitución. Todo lo cual afecta al resto de las comunidades y muy especialmente a Andalucía que no es precisamente la más favorecida en los indicadores económicos y sociales. Una apelación a los socialistas andaluces cuya reacción hasta la fecha ha sido nada apreciable. Salvo el ex presidente de la Junta, José Rodríguez de la Borbolla, que se mostraba muy convincente: “La soberanía fiscal de Cataluña es un golpe de Estado institucional”.

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