Estado de alerta con la urgencia de aprender a ganar

Puesto de descenso por primera vez en la categoría, autocrítica y aprender a ganar. Pero, hay que mantener la calma para afrontar la situación de preocupación y el arrastre de pesimismo de verlo todo negativo con tres jornadas disputadas. Y es imprescindible intentar en todo momento una relación de unidad en vestuarios para cambiar la inercia de un arranque errático que está afectando demasiado a ese recreativismo fiel y con fe cargado de pasión y entereza en las fases complicadas, muy sorprendido por el descontrol de un equipo hasta hacerlo muy vulnerable tras el primer contacto con el balón. Ahora bien, pasar de la frustración y la tristeza a pedir ya dimisiones parece desmesurado. Todos deben aceptar su parte de responsabilidad y culpabilidad bajo el lógico propósito de enmienda. 

 La vuelta a escena en el Nuevo Colombino será dura para el equipo desde el calentamiento, pues la grada mostrará su desencanto por los fiascos porque no quiere retornar a un calvario. Y los jugadores tienen que encajar esta reacción razonable de angustia procedente de la grada como si fuera un reclamo de estímulo que fuerza la mejora del estado de ánimo y que le obliga a responder con el amor propio que se profesa uno mismo. La desconfianza es el enemigo inesperado como otro objetivo a salvar en la búsqueda de la orientación. 

 Ya se detecta como si se tratara de la primera final. Lo que resta de septiembre será clave para solventar las dudas con el cierre de la “liguilla” de filiales, Sevilla Atlético y Villarreal B, y la segunda salida seguida a Ceuta. La regeneración tiene cita frente a un filial sevillista que arropado en su despertar con la goleada al Atlético Sanluqueño jugará con la congoja del Decano. Estado de alerta bajo la opresión y la urgencia de esperar la primera victoria como alivio momentáneo. Pese al enfado y nerviosismo, la energía del Nuevo Colombino no le fallará a un Recreativo necesitado de reanimación.