Manuel González Mairena
Alfombra roja y alerta naranja
Pues la idea no era esta, lo confieso. La idea era llenar esta líneas con el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, con su gala de inauguración, con esa alfombra roja que espera esta noche a multitud de celebridades para festejar esta quincuagésima edición; con Paz Vega para recoger su Premio Luz, con India Martínez y Luz Casal para darle el toque musical, o con su presentador Miguel Ángel Muñoz –pensarás que estoy loco, loco de atar-, y tantos otros nombres destacados que se pasearán por el centro de la capital, desde hoy viernes día 15 hasta el sábado 23 de noviembre. Qué gozada cada año, cómo no escribir de esto, pero es que el destino recorre caminos inesperados, y ha llegado una DANA, pero no ha venido sola.
Consigo ha traído un aviso de la AEMET que en unas horas pasó de amarillo a naranja, y de naranja a suspensión de clases y de actividades, al cierre de servicios, y la suspensión laboral de ciertos ámbitos. Al final, no fue para tanto. O así se ve ahora mismo, quizás desde que haga el envío de este texto y llegue a linotipias para su impresión la cosa cambie, pero no tiene pinta. En cualquier caso, en redes sociales y grupos de WhatsApp ya rueda la burla, la crítica y la queja. Pero en este caso me pongo del lado de la responsabilidad. A mí la prevención siempre me parecerá bien. No suele pasar nada grave, es verdad, pero tampoco se puede esperar a los límites. La meteorología es una ciencia predictiva, con mil factores, a saber qué sucede exactamente. Mejor reírnos que arrepentirnos. Vivimos en una sociedad poco hecha a la prevención, nos estorban los simulacros, nos quejamos de todas las medidas adoptadas. Y debido a esa indolencia, lo habitual es que en situaciones meteorológicas adversas nos quedemos cortos, cuando en otras no se hace nada. Por eso ante cualquier medida suele escucharse aquello de “se han pasao”, siempre a posteriori.
Aprendiendo de desgracias recientes y cercanas, creo que las autoridades han obrado bien. Esto es aprender sin necesidad de ir a clases. Yo me recuerdo de niño yendo a clases en situaciones climatológicas muy adversas, cruzando El Matadero y el agua entrándome dentro de las botas de agua, salir de casa con un paraguas para volver con un amasijo de varillas rotas,… y firmemente que creo que eso no era ni salud, ni prevención ni nada. Habría agradecido esta cordura frente al siempre se ha hecho. Si al final no ha sido para tanto, eso que se ahorran los onubenses, pero y si llegan a suceder los peores pronósticos… Mejor las tragedias y los dramas los dejamos para el cine.
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