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Aveces, la realidad deja en evidencia a la propaganda. El presidente de la Junta repite que Andalucía es líder de tropecientas cosas. Y hay quien se lo cree. Pero, de vez en cuando, la realidad aplasta la publicidad, como nuestro zapato a una molesta hormiga en el suelo. El miércoles, Oxfam Intermón publicó un liderazgo incómodo: uno de cada cinco andaluces con empleo no gana lo suficiente para cubrir sus necesidades. Récord nacional, por delante de Extremadura, Ceuta, Castilla La Mancha, Murcia, Canarias y Valencia, que le siguen. Entre el 19,4% de trabajadores andaluces pobres y el 6,3% navarro hay un abismo.
Existe una doble brecha, norte/sur y rural/urbana. Donde pesa más agricultura, construcción y turismo, los trabajos son más precarios, los salarios más bajos, los contratos más ocasionales. Y le va peor a personas mayores, mujeres, migrantes o con poca formación. El problema es antiguo, no es solo responsabilidad del gobierno regional, pero es una cura de humildad. La autonomía con más paro y menor PIB per cápita no debería presumir todos los días de ser el motor económico español. La propaganda oficial no suele tener sentido del ridículo, como cuando Chaves y Zarrías lanzaron la Andalucía imparable.
No es admisible que Andalucía tenga una financiación por habitante cinco puntos por debajo del promedio nacional, desde la reforma de Zapatero de 2009. Con Murcia, Valencia y Castilla La Mancha, recibe menos de la media. Su infrafinanciación de 1.500 millones anuales no la han arreglado ni Rajoy ni Sánchez. Tampoco es razonable que el gobierno autonómico baje impuestos. Moreno reprocha al cupo catalán que privilegia a los territorios más ricos frente a los más pobres. Lo mismo hace él con rebajas fiscales que en un 95% benefician al 2% de la población más rica. Aunque en ocasiones intenta despistar. Entrevistado en El Mundo hace dos meses, afirmó: “Hacemos rebajas de impuestos muy, muy, muy limitadas, muy selectivas”. Y añadía un embuste que repitió el jueves en el pleno: “Las rebajas de impuestos han supuesto un aumento de la recaudación”. Le replicaron las periodistas que las demás comunidades también han aumentado la recaudación. Y huyó de la respuesta, diciendo que “en países con un desarrollo económico mayor no están los impuestos más altos”.
Falso. La presión fiscal de España está en el 38,3% del PIB, por debajo de la media de la UE (41,1%) y de países como Francia (48%), Italia (42,9) o Alemania (42,1%)”. Una semana después de esa entrevista, este diario publicó que Andalucía ha recaudado 200 millones menos por las rebajas de impuestos, dato admitido por la consejera de Hacienda. Vivienda imposible, sanidad y dependencia inciertas: cuando se raspa la delgada capa de la propaganda, aflora una desigualdad social insoportable.
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