La firma
Antonio Fernández Jurado
¿Derribando su muro?
JUAN Ramón Jiménez indicó al final de su vida que se reconocía en dos obras: Platero y yo (1914) y Diario de un poeta recién casado (1917). Se cumple el próximo año el centenario de la publicación de la primera edición de Platero y yo, el libro más universal del poeta de Moguer, traducida a infinitud de idiomas y donde refleja su más profunda calidad lírica. Una obra escrita para adultos pero que llega a todas las edades. Ya decía Juan Ramón que a los niños no había que leerles poesía para niños, pues la poesía es una solamente, una y universal.
2014 será el Año de Platero, y con ello un elenco de actos que serán oficiados el próximo día 18 de diciembre en el Teatro Felipe Godínez de Moguer. Fue a mediados de octubre de este año cuando en Madrid se presentó el logotipo del evento. El pistoletazo de salida reunió a un nutrido grupo de políticos municipales y empresarios locales. Comenzaba a achicarse la universalidad del autor de Platero y yo.
El poeta de Moguer prefería la sencillez y elegancia de una rama de perejil, hija de la naturaleza, a cualquier artificio engendrado por la mano del hombre, del hombre inculto.
Juan Ramón Jiménez no se representa en un simple dibujito. Tampoco era amante de los homenajes y los agasajos, prefería huir hacia dentro.
Respetamos la buena voluntad y la dignidad de los actos que se realizan con iniciativa privada en estos lamentables años descorazonados, pero no compartimos ni el localismo ni el enaltecimiento personal. Juan Ramón Jiménez fue creador de una obra universal. Estas actividades no están a la altura de las circunstancias requeridas. No dan la talla.
Me miro en mi infinito interior, mi creencia y en la que encuentro deleite, amor y paz de infinito. Así se expresaba Juan Ramón Jiménez, y eso es infinito y universal.
Sólo queda una duda, a la que pronto encontramos la respuesta, ¿qué pensaría Juan Ramón de esta fiesta popular que realizan en su honor? Y mientras tanto muere Fuentepiña olvidada y abandonada por todos. Allá donde Platero se encuentra enterrado, junto a las raíces del pino redondo y paternal. El mejor homenaje al Año de Platero es encontrar una solución a la desaparición de Fuentepiña. ¿Lo intentamos entre todos?
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