Brindis al sol
Alberto González Troyano
Los últimos
Después de ver el balance hecho por el Presidente Sánchez, resulta difícil abstraerse de la Festividad de los Santos Inocentes. Como podemos pensar, salvo que sea una inocentada, presentarse ante todos como víctima de persecución mediática e insultos cuando preconiza la convivencia es una enorme injusticia, claro que no dice su autoría en el levantamiento de un muro entre españoles. Ya que hablo de inocentada, me voy a referir hoy, aprovechando su recentísimo 30 cumpleaños, a la gran inocentada sanitaria, que fue en su día, el Hospital Juan Ramón Jiménez. Fue, precisamente, el 28 de diciembre de 1.993 cuando se inauguró su actividad. ¿Un gran avance sanitario para Huelva?, pues miren ustedes, rotundamente, no. Llegó tarde y pequeño. Sin duda, estéticamente atractivo, pero ya insuficiente para las necesidades provinciales y lo más grave, con la treintena cumplida y siguen pendientes cuestiones asistenciales que debieron ser cubiertas desde el primer día.
Lo de tarde, lo digo con conocimiento de causa. En el año 88, pregunté al Consejero de Salud por el nuevo Hospital de Huelva y me respondió que estaría funcionando en el 91 porque sería el desahogo sanitario de la Expo 92 -la respuesta literal está en eI diario de Sesiones del Parlamento de Andalucía- luego si se inauguró en el 93, resulta evidente el retraso.
Luego, he citado la pequeñez. Comprendo, que en los inicios, se intentaran evitar modificaciones estructurales, ese Patio de los Potos era todo un lujo en el ámbito sanitario, pero claro cuando te apoyabas en una pared y se caían los azulejos -yo mismo debuté con un encierro de 20 minutos en un ascensor- es que algo no funcionaba adecuadamente y pasado un cierto tiempo no se podía aguantar más sin hacer modificaciones y para muestra un botón: ¿cuántas veces ha habido que modificar el Área de Urgencias? Hagan memoria y recuerden cómo era el diseño original y, sobre todo, díganme cuantos días en su tiempo de vida ha estado el Hospital sin una obra trascendente.
En fin, Huelva, necesita equipararse al resto de provincias porque como dije un día que me propusieron para la dirección del Hospital: “Tengo tres razones: soy de Huelva y querría se nos conociera, entre otras cosas, por la categoría de Hospital; trabajo en este Centro y su nivel de excelencia me cualificaría también a mí profesionalmente y tercero, tanto yo como mi familia somos potenciales usuarios del mismo y por tanto, cuanto mejor Hospital, mejor para todos”.
Dicho lo anterior y el ancestral olvido político hacia Huelva, sí les puedo afirmar, al menos, en el tiempo que ejercí y lo que ahora se puede percibir es que, lo que fue una inmensa inocentada, se salva cada día gracias a los profesionales, en su totalidad sin distinción de rango o actividad. ¡Feliz Año!
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