Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Tenemos un Gobierno que funciona como esos equipos que hacen del fútbol subterráneo y las debilidades del reglamento bien explotadas su mejor estrategia para el éxito, máxime cuando sabe, conoce y articula el control de las instituciones arbitrales, ya conocidas en el propio desarrollo del juego, además de contar con una hinchada a su servicio que no se recata en ocultar la convicción de preferir, como referíamos el otro día, apoyar un autoritarismo impune antes que una alternancia democrática y fiel al lema definido por el líder del equipo, cuando afirmó públicamente que: “seguirían adelante con o sin el concurso del poder Legislativo”.
Naturalmente, lo dicho es contradictorio con el repetitivo mantra del “progresismo” y demostrativo de todo lo contrario y muy aproximado a la acusadora “fachosfera”, tan socorrida nominación para descalificar al adversario y que pone en evidencia la falsedad maquiavélica de que el fin justifica los medios, al tiempo que da toda la razón a Bertrand Russel, cuando afirmaba: ”El fascismo, técnicamente, no es más que el sometimiento del legislativo al ejecutivo”.
Tras esta evidente conclusión sobre los objetivos reales de las actuaciones gubernamentales en su día a día, podremos ir fijando posiciones sobre donde se ubican el fango, los bulos, las fakes… En resumen, las mentiras.
No hace falta irse muy lejos para afirmarse en lo dicho y no voy a referirme a los “cambios de opinión” que nos demuestran las hemerotecas, archivos y videotecas porque ese es un aspecto superado desde el mismo momento en el que se obtuvo el Poder.
Por ello, busquemos en la actualidad donde el “y tú más”, adquiere protagonismo singular, como parapeto, antes que afrontar la realidad de los hechos y en un ejercicio de transparencia dar las explicaciones pertinentes y no embarrar el terreno de juego con eufemismos absurdos, comparaciones inconscientes y descalificaciones insultantes.
Por tanto, las comparecencias de la portavoz Alegría, no producen risas, como correspondería a su apellido, sino lágrimas de pena por el deterioro manifiesto del contenido de los acuerdos del Consejo de Ministros y las consecuencias de los mismos. Aunque más parecen el aleccionamiento de aprendizaje del argumentario para que sea repetido en cascada por los ministros correspondientes y que solo llevan a la agudización de la polarización. Un sencillo ejemplo, al margen de que sea oportuna o no su decisión, es la acusación de “absentismo laboral” a la señora Ayuso pues aparte de risible solo se le puede contrapesar, para evitar el mismo calificativo de Ayuso, que los cinco días de Abril del señor Presidente, debieron ser por “asuntos propios”. No fueron, al parecer, absentistas los ausentes habituales en la Fiesta’ Nacional. Rigor señora Alegría, aunque la cuenta atrás en su Portavocía, ya ha comenzado.
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