Desde la Ría
José María Segovia
La última hoja
El Malacate
Huelva/LA celebración de la Cumbre Hispano-Lusa esta semana en Faro era esperada en Huelva con expectación y ha terminado dejando un halo de decepción. En el centro de esa valoración, la conexión ferroviaria entre Andalucía y el Algarve portugués, a la que se aferra esta provincia para que pueda llegar el AVE un año de estos. Pero ni el hecho de que este encuentro de jefes de Gobierno se celebrara en la ciudad destino de esa línea de trenes ha servido para que se le ofrezca un impulso a este proyecto. Ningún guiño efectivo. Sólo palabras perdidas en un horizonte abierto, casi infinito.
La Declaración conjunta Agua: un bien común, firmada al término de la Cumbre por el presidente Pedro Sánchez y el primer ministro Luís Montenegro, es un documento de 22 páginas y 110 puntos que define los acuerdos y ámbitos de colaboración entre ambos Estados. Dentro del apartado La cooperación bilateral como acicate para el crecimiento y la cohesión, el punto 48 de esta declaración es el que hace referencia expresa a las conexiones ferroviarias transfronterizas ibéricas, con mención a la nuestra entre Faro y Huelva.
“España y Portugal destacan los avances realizados en las conexiones transfronterizas por carretera y ferrocarril y se comprometen a impulsarlas, en particular las comprendidas en el Corredor Atlántico, y teniendo en consideración los diferentes plazos de finalización previstos en el Reglamento de la Red Transeuropea de Transporte para cada nivel de red: las nuevas infraestructuras en ambos países para el transporte de pasajeros de la Alta Velocidad entre Madrid y Lisboa y, de forma coordinada, los compromisos alcanzados en cada país para las conexiones entre Vigo y Oporto, Salamanca y Aveiro así como, en el marco de la AVEP, los estudios de movilidad y análisis coste-beneficio para la conexión Faro-Huelva y Oporto-Braganza-Sanabria”.
De esa literalidad se extrae que hay “avances en las conexiones transfronterizas por carretera y ferrocarril”. Y aunque es tratado en otro punto, podemos constatarlo con el acuerdo final para la construcción del nuevo puente que unirá por carretera Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim, gran y esperada noticia para la provincia de Huelva y los dos pueblos vecinos, separados sólo unos metros por una lámina de agua.
Si no hay cambios, el AVE llegará a Huelva 60 años después de que empezara a rodar a sólo 90 kilómetros en 1992
El mismo punto recoge el compromiso de los gobiernos español y portugués de “impulsarlas”, con atención directa a las del Corredor Atlántico, y tomando como referencia “los diferentes plazos de finalización previstos en la Red Transeuropea de Transporte para cada nivel de red”. O sea, que en el caso de Huelva y esa línea de alta velocidad con el Algarve, el horizonte es 2050.
No es nada nuevo. Esas líneas y su calendario temporal de ejecución ya lo aprobó la Comisión Europea hace unos meses –hay que recordarlo– con las propuestas y nuevos añadidos de los propios gobiernos de la UE. Pero tampoco parece que se haya hecho nada para impulsar después esas conexiones antes del plazo previsto, que no deja de ser un plazo final, último, separada cada etapa por una década. Ahora mismo, para Huelva y Faro hay 26 años por delante. Una vida.
Ese compromiso de impulso recogido en el documento de Faro incluye “de forma coordinada, los compromisos alcanzados en cada país (...), en el marco de la AVEP [alta velocidad España-Portugal], los estudios de movilidad y análisis coste-beneficio para la conexión Faro-Huelva”. Los mismos que ya se mencionaron hace dos años, en la Cumbre de 2022 celebrada en Viana do Castelo, y de los que no llegamos a saber nada.
La comparecencia de Sánchez y Montenegro en rueda de prensa tras la firma de la Declaración no aclaró más. Apenas una referencia a esos informes, sólo por preguntas de los periodistas, y después de que el alcalde de Faro les hiciera petición expresa de esta línea de alta velocidad ferroviaria con Huelva en la recepción municipal a los dos jefes de Gobierno.
¿Y después de esto? Esperar. A 2050, irremediablemente, parece. Porque los informes y estudios aludidos no tienen fecha definida en el horizonte, como sí se dieron para la ejecución de los trazados a Madrid y Vigo. Ni un compromiso para que puedan presentarse esos informes en la Cumbre de 2025 o en la de 2026. Aunque el contador de esta propuesta de someter a estudio la conexión lleve ya dos años contabilizando.
Habrá que esperar, además, a que se ejecute ese nuevo tramo ferroviario entre Sevilla y La Palma del Condado, que corrige las deficiencias del actual para acortar el tiempo de viaje. Aunque en trazado ibérico, no con las vías por las que puede circular el AVE.
Aguardaremos también a que la validez de esa Declaración de Impacto Ambiental aprobada a principios de este mes no se pierda por no ejecutar exactamente lo dispuesto en el Estudio informativo de la Línea de Alta Velocidad Sevilla-Huelva, que habla de doble vía y de ancho europeo.
La deuda más inmediata que tiene ahora el Gobierno con esta provincia es venir a explicar con detalle sus planes a los onubenses
Esa diferenciación entre AVE (Alta Velocidad Española) y alta velocidad parece ahora sujeta a matices. Pero la insistencia que en Huelva se hace del AVE, con esa doble vía y ancho europeo, es para que se integre en la red nacional con el tren más moderno que hay, y con todas las garantías de conectividad exterior. Hay que repetirlo: se trata de igualdad de oportunidades para esta tierra, de no restarle competitividad con otras provincias, y también de que lleguen inversiones que se le niegan hace décadas.
Con el escenario que se adivina hasta 2050, por ejemplo, cualquier viajero que parta no sólo desde Madrid o Sevilla sino desde Galicia, País Vasco, Barcelona, Valencia o Almería no podrá viajar directamente a Huelva sin bajarse de su cómodo, más barato y rápido tren AVE. Las dificultades para llegar a Huelva seguirán, simplemente porque Huelva no estará como destino en ese mapa de las grandes comunicaciones del siglo XXI. Al menos hasta la segunda mitad de esta misma centuria, cuando le demos la vuelta al jamón y tengamos más cerca el año 2100 y quede mucho más lejos el 1992 en el que arrancó la primera línea AVE en Sevilla, a sólo 90 kilómetros de Huelva. Es la realidad.
Casi 60 años habrán pasado para que llegue un tren que hemos tenido más cerca que nadie desde el primer momento, y que se extiende por el otro lado del mapa, dejándonos un poco más aislados en plena era de las comunicaciones, la globalidad y el transporte eficiente y sostenible. La provincia de Doñana seguirá condenada a la carretera para llegar al país con el que tiene frontera y para moverse con agilidad en el suyo propio.
En esta larga espera que se abre, y que, seguro, no estará exenta de protestas y nuevas reivindicaciones, debería llegar antes la exposición de intenciones y planes del Gobierno en Huelva a través del Ministerio. Si la proyección es esa, o es otra, al menos que los onubenses lo sepan de primera mano. Mejor conocer la realidad, por cruda que sea, que seguir recibiendo promesas condescendientes, verdades parciales y más manipulaciones políticas de todos los colores. Esto es cuestión de Estado y de desarrollo de un territorio. Los onubenses no merecen menos.
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