La esquina
José Aguilar
¿Tiene pruebas Aldama?
Sería imposible enumerar el listado de filósofos que han venido a disertar sobre el bien y el mal. Si uno realiza una breve búsqueda sobre la materia, encontrará, no sólo puntos comunes entre ellos ―en los que coinciden―, sino también, y es lo que podría resultar más patético, infinidad de discrepancias, que viene a colocarlos curiosamente, en las antípodas a unos de otros. Y es que la filosofía, al igual que la opinión de cada cual, no está basada precisamente en modelos matemáticos, por mucho que algunos pretendieran otrora y lo hagan ahora, regirse por pautas comunes para todos, como si esto del pensar o del actuar en su caso, debiera ser uniforme porque así haya quedado escrito en algún lugar.
Y se equivocan, claro. Pero, tanto antes como ahora, la opinión circulante sobre esto y lo otro, más allá de academicismos y de corrientes filosóficas, religiosas, financieras e incluso éticas, ha sido manejada a su antojo por los que detentaron y detentan el poder, sea el lugar y el tiempo que fuere, de este peñasco que contiene ―no sabemos hasta cuándo― a lo que denominamos «humanidad».
Y he resaltado la última palabra, la de «humanidad», porque deseo detenerme en la misma. Puesto que, entiendo, con sinceridad, que es necesario que reflexionemos sobre dicho término. Pero, como la columna no da para más, en cuanto a las diversas acepciones sobre la misma contenidas en los diccionarios usuales, deberá ser usted quien se acerque a las mismas y tomar la versión que más le satisfaga. Después de eso, deberá enfrentar las preguntas siguientes, si es que puede y quiere hacerlo, claro.
¿Son humanos quienes se enfrentan en cualquier guerra, que matan con saña o sin ella, a otros seres humanos? ¿Son humanos los miembros de grupos terroristas, que sacrifican a otros seres humanos, poco importa la causa que los motive? ¿Son humanos los israelíes que han convertido la Franja de Gaza en un gueto, después de que sus antepasados vivieran durante un tiempo en similares condiciones en diversas partes de Europa, y, aún peor, en campos de concentración o exterminio nazis? ¿Son humanos los líderes políticos que niegan el cambio climático por meros intereses crematísticos, obviando el daño irremediable que le hacen a las generaciones venideras? ¿Son humanos los dirigentes de las corporaciones que manejan el suculento negocio de las armas y que generan conflictos acá y allá, por el mero hecho de hacer negocio? Pues, usted mismo.
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