El lanzador de cuchillos
Martín Domingo
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Las dos orillas
El Estado de las Autonomías fue un gran descubrimiento. Era mejor que un Estado federal disoluto. Se basaba en la singularidad de las tierras de España (divididas en nacionalidades históricas y regiones), pero también en la solidaridad. De modo que los territorios ricos contribuirían para no ahondar las diferencias. El entonces ministro Manuel Clavero Arévalo, de tanta trascendencia para Andalucía, planteó la famosa propuesta del café para todos. Algunos lo criticaron, entonces y después. Unos porque quieren la uniformidad de las tierras de España (aunque cobran sueldos de parlamentarios regionales) y otros porque quieren la independencia fiscal (ya que son más ricos), pero la idea es buena.
Es buena, porque el Estado de las Autonomías ha resistido durante más de 40 años. Es decir, ha durado más que el franquismo. Y sigue teniendo vigencia, si se adapta a los tiempos. Pero hay un problema: Pedro Sánchez, que está dispuesto a vender todo. Y en el futuro inmediato tendremos dos, porque desde que Salvador Illa preside la Generalitat catalana también se dedica a la venta al por mayor.
Así hablan de un Estado plurinacional y/o federal, que no está contemplado en la Constitución. Y se han inventado la Financiación Singular para Cataluña, que es incompatible con el café para todos de Clavero. El café para todos no se servía con la misma cafetera, porque estaban el café vasco y el navarro que son de autoservicio. Pero no es lo mismo, porque la economía del País Vasco supone el 5,9% del PIB español, es la quinta; mientras Cataluña es la segunda, con el 19% del PIB español, sólo superada levemente por Madrid con el 19,4%.
El cupo catalán sería más del triple que el vasco. Es un cuponazo. Y de lo más insolidario. Madrid, Cataluña y Baleares son las tres autonomías que aportan más de lo que reciben, porque allí viven más ricos y cotizan las principales empresas, incluyendo lo que ingresan en otras regiones. El cupo para Cataluña no tiene justificación progresista. Es un beneficio para los ricos, que sólo se les concedería para mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa y a Salvador Illa en Sant Jordi, ambos sin mayoría absoluta.
Sin café para todos, con cupo para los ricos, y a fumarse un puro durante cuatro años. Es lo que intentan Pedro Sánchez y sus sanchistas, adalides de un falso progresismo, que perjudica a los pobres para beneficiar a los ricos. Sólo faltaba la cheerleader María Jesús haciendo pases por el aro en Rota. El siguiente truco será decir que vamos a crear un Estado federal. Una vez más se observa que en Madrid y en Barcelona consideran tontos a los andaluces.
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