Quousque tandem
Luis Chacón
Religiones de Estado
En la sociedad del postureo es una delicia que se reconozca a las personas auténticas. Uno tiene que confesar que tiene predilección por la autenticidad, quizás porque es de los valores que echa más en falta cuando toca aguantar las charletas de un prójimo que te vende continuamente su producto, incluso los domingos y fiestas de guardar por la vía de la matraca del mensaje al teléfono móvil. El anuncio de la Junta de Andalucía de entregarle nuestra bandera blanca y verde a don Juan Romero Márquez es un enorme motivo de alegría por muchos motivos. Autor de innumerables crónicas y cartas en el Huelva Información redactadas con más celeridad que muchos licenciados en la Universidad, sigue visitando la sede del periódico con una frecuencia que ya quisiéramos muchos para nosotros el día de mañana. Ha llevado cada día el ejemplar de papel del periódico de su alma a los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, hasta tal punto que cuando ha faltado a la cita han sido los agentes quienes se han acercado a la redacción al extrañar su ausencia. Romero Márquez cumplió con su anual rito ante la Virgen de la Cinta junto a su mujer en una madrugada del pasado agosto marcada por las emociones en el Conquero. Debió ser esa noche el decano de los devotos de la Virgen. Hombre sabio por sencillo, su rostro es el fiel reflejo de la bondad, tal como han dejado escrito miembros de las nuevas generaciones de periodistas. Forma parte de esa generación curtida en dar y no en pedir, de esas personas fines de raza que jamás exigen ni calidad de vida ni confort, pues la una y lo otro ya lo tienen concedido por el mero hecho de estar, respirar, ver los amaneceres de la ría y recibir el cariño de su descendencia. Querido en Sevilla, muy querido. La A-49 lo ha tenido siempre unido a la provincia hermana. En diciembre acudió a visitar los jardines que la ciudad y la Iglesia de Sevilla dedicaron a Ismael Yebra, el médico, el académico, el vecino de la Alfalfa que escribió un libro donde se compendia todo el afecto que genera este Juan. La bandera andaluza que recibirá este viernes será el reconocimiento a una generación de andaluces duros, sacrificados, que no sólo no se quejaron por las cruces del tiempo que les tocó vivir, sino que llevaron y llevan esculpida la sonrisa en el rostro y han hecho todo lo posible por dejar una generación de descendientes formada para los nuevos retos. Con sus artículos en la prensa y sus caramelos repartidos cada día entre sus amistades, Juan Romero ha procurado una sociedad mejor y más humana. Sus caramelos vertebran Andalucía en alta velocidad. Nos acercan unos a otros por medio de la sonrisa. Qué poca gente regala hoy el testimonio de su felicidad y endulza la vida del vecino.
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