Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Todos recordaremos aquello de: “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio”. Esto, es lo que suscita con sibilina modificación en el título, ese “totum revolutum” que el Presidente nos comunica en sus afanes regeneradores porque, como suele hacer, utiliza la UE como el comodín de ajuste coyuntural a sus conveniencias según las necesidades que plantean las diversas circunstancias de la vida política no solo nacional sino internacional también, sean Venezuela, Oriente Próximo, Mauritania…
Digo lo de sibilina porque alude a estar inspirado su proyecto en un Reglamento de la UE, lo que es cierto pero aparte de que existe desde 2020, con ajustes posteriores en 2023, hay que resaltar que lo de la UE utiliza la palabra “libertad” en relación a los Medios de Comunicación y en lo que el Consejo de Ministros plantea, se modifica sustituyendo libertad por control. Determinante cambio revelador de las intenciones reales del supuesto proyecto de regeneración democrática.
Ello, lo convierte en un aviso de integración en los postulados sanchistas o exclusión social, como corresponde a los díscolos ideológicos. Memoria Histórica comparada en el recuerdo de la Ley de Defensa de la República del año 1931, lo que muestra la fidelidad del sanchismo actual con el pensamiento de Largo Caballero, entre otros.
Pues bien, en ese batiburrillo de medidas propuestas, sin concreción ejecutiva, y que apelan desde nuevas modificaciones del Código Penal al control de la prensa por la vía de la publicidad institucional, hasta la derogación de delitos de libertad de expresión, naturalmente, en función del perfil ideológico o rango de los afectados. Porque de transparencia, para qué hablar pues este Gobierno ni está ni se le espera que para eso están las comparecencias -obviamente sin preguntas-, los viajes con representación de medios seleccionados, sin citar los continuos “cambios de opinión”, o las recientemente publicadas llamadas a redactores de medios para modificar contenidos… justo es decir que esto último se hizo sin estar en cargo alguno del Gobierno.
Por tanto, entre la inconcreción, la creación de una comisión ministerial de seguimiento, los déficits de transparencia, la modificación literal de la “libertad” por “control”... permiten la libre interpretación de los contenidos y manifestaciones expuestas por terceros y eso, se llama censura con sus correspondientes censores en plena sintonía con la reciente afirmación de continuidad, por encima de los Poderes sustentadores del sistema democrático, configurando la consolidación de una posición personal autoritaria en una estrategia clara de evitar la alternancia y para ello, la censura es imprescindible.
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